Un grupo de agentes municipales realizaron un plantón en la Plaza Grande, en Quito, este 14 de octubre del 2020. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
No están preparados para enfrentar a la delincuencia y no tienen por qué estarlo. Su misión no es repeler ni combatir la inseguridad, sino controlar el buen uso del espacio público y mantener el orden en las actividades que se realizan en la ciudad. Los uniformados del Cuerpo de Agentes de Control Metropolitano y los funcionarios de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) no reciben dotación para enfrentar actos de violencia. No portan gas, ni ningún tipo de arma.
Estefanía Grunauer, supervisora de la AMC, se pronunció al respecto a apropósito del lamentable hecho ocurrido la tarde de ayer, martes 13 de octubre del 2020, en el que un agente municipal fue atacado por un comerciante informal y perdió la vida.
Las imágenes que circularon por redes sociales muestran cómo fue el ataque desde distintos ángulos. Se observa a dos mujeres que insultan, gritan y amenazan con un palo a los agentes cuando uno de los comerciantes que vendía mascarillas arremete contra el uniformado, quien segundos después cae al piso.
Grunauer asegura que las agresiones verbales al personal de control son diarias. Y a pesar de que la mayoría de los miembros de la AMC es mujer, también hay agresiones físicas. Dice que se han hecho las gestiones para que los agentes cuenten con las respectivas seguridades y que se les ha dado capacitación para saber cómo reaccionar.
El Código Municipal establece que para que una persona pueda realizar una actividad económica en el espacio público debe tener un Permiso Único de Comercio Autónomo, PUCA. Se trata de un documento que se lo obtiene haciendo un trámite en la Administración Zonal o en la Agencia Distrital de Comercio. Grunauer explica que así, el comerciante recibe capacitaciones y se regulariza. Si la persona vende en la calle o en un parque o plaza, sin ese permiso, está cometiendo una falta y debe ser sancionada con una multa de USD 100.
El primer acercamiento que hace el agente con el infractor -señala Grunauer- es disuasivo. En primer lugar debe acercarse a la persona e indicarle lo que dice la normativa municipal. Se le entrega un exhorto para que la persona conozca el procedimiento. Sin embargo, si hay resistencia, y el vendedor no inicia el proceso para regularizarse, se le notifica a un acto de inicio de un procedimiento administrativo sancionador. El comerciante tiene 10 días para su derecho a la defensa. Finalmente se emite un informe y hay una resolución en la que, de comprobarse la falta, se impone la sanción.
Grunauer admite que hay sectores donde el trabajo es más complicado. Al momento las ventas ambulantes se han intensificado en zonas como el Centro Histórico, en especial en El Tejar y San Diego. En el sur, en Nueva Aurora y en la Ajaví; en el centro norte en la Naciones Unidas, Amazonas y Japón; y en el norte en Cotocollao, Calderón y Comité de Pueblo.
Grunauer asegura que cuando los funcionarios han sido agredidos, la entidad ha puesto una denuncia en la Fiscalía. La última vez fue antes de que termine el estado de excepción. Una de las agentes fue golpeada cuando intervinieron en una fiesta clandestina.
Según la Supervisora, si un agente advierte riesgo en una intervención, debe retirarse de manera inmediata e informar a la Policía Nacional.
La Agencia Distrital de Comercio informó que, tomando en cuenta la crisis económica por la que la ciudad atraviesa, se está trabajando en la reubicación de una parte de los comerciantes autónomos. Se ha firmado un convenio con la Asociación 1 de Mayo para que cerca de 250 comerciantes que trabajan en la calle Loja se ubiquen en la plataforma de San Roque. Un proyecto similar se lleva a cabo con los vendedores del sur.
Además, están trabajando en la implementación de un proyecto para habilitar 600 locales disponibles en los centros comerciales populares del Municipio para que se ubiquen allí cerca de 1 400 comerciantes de la industria textil que llegan a Quito los martes y sábados desde la provincia de Imbabura.
El Municipio también está organizando ferias rotativas en toda la ciudad para que los comerciantes puedan vender sus productos. Mañana habrá una en el barrio de la Kennedy.