Una de las tareas de la Policía es avanzar en las labores de Inteligencia para detener a los supuestos responsables de la muerte del policía, José Luis Mejía Solórzan. Foto: API
Los habitantes de San Juan Bosco, en la provincia de Morona Santiago, están preocupados por la presencia de militares, policías. Además de civiles que no pertenecen al pueblo.
Este viernes 16 de diciembre del 2016 llegaron más uniformados al lugar. Hacen recorridos en las calles y en los tres accesos al campamento minero La Esperanza, en Panantza.
Una de las tareas de la Policía es avanzar en las labores de Inteligencia para detener a los supuestos responsables de la muerte del policía, José Luis Mejía Solórzano, durante un ataque al campamento minero de La Esperanza, parroquia Panantza, cantón San Juan Bosco. Ese hecho se registró la tarde del miércoles 14 de diciembre de 2016.
Como resultado de este enfrentamiento otros siete uniformados quedaron heridos. Uno de ellos fue intervenido en el Hospital del Río de Cuenca y su estado de salud sigue siendo crítico. Los otros se recuperan de los impactos de perdigones y tres ya fueron dados de alta.
Desde este viernes 16 de diciembre del 2016 se suspendieron las clases en la ciudad San Juan Bosco y aunque no se dio una fecha exacta a los padres de familia se informó que los estudiantes retornarán a las aulas en el 2017. Tampoco hay clases en los centros educativos de la parroquia Panantza.
La causa es que las instituciones públicas como la Escuela del Milenio y un jardín de infantes acogen a los uniformados en improvisados campamentos. Los dos hoteles de la ciudad también están llenos porque allí se hospedan funcionarios públicos.
Los habitantes de San Juan Bosco y zonas aledaños solo hablan entre ellos sobre el violento conflicto minero, pero callan cuando aparecen desconocidos. Cada día llega más uniformados y camiones para dar seguridad en casi todo el cantón.