Redacción Cuenca
Las constantes lluvias del fin de semana en el Austro ocasionaron inconvenientes. En vías como la Girón-Pasaje hubo deslizamientos.
En esta carretera, en el tramo Santa Isabel-San Francisco (59 kilómetros), desde anteayer se observan rocas de diferente tamaño, que se desprendieron de las montañas. En gran parte de esos 59 kilómetros solo quedó habilitado un carril para la circulación vehicular.
“Hay el riesgo de que las piedras que ruedan de forma permanente caigan sobre los ve-
hículos”, dijo el chofer, Edin Elizalde. Ayer, 16 personas que integran dos microempresas viales limpiaban los escombros.
En cambio, en la vía Cuenca-Molleturo los sitios más críticos están en los kilómetros 88, 90, 92 y 102, sector de Tamarindo. Allí se registraron derrumbes de mediana magnitud, que ayer eran limpiados por obreros la empresa Fopeca, adjudicataria de la pavimentación de la vía que une Azuay con Guayas.
Según Iván Sempértegui, subsecretario del Ministerio de Transporte del Austro, se activó un plan de emergencia para actuar cuando se presenten derrumbes. “En 36 horas de permanentes precipitaciones los problemas fueron mínimos en relación con otros inviernos”.
La Subsecretaría mantiene ocho microempresas que operan en las vías Interoceánica, Gualaceo-Limón y la Girón-Pasaje. 66 personas limpian los pequeños derrumbes y limpian las cunetas y alcantarillas. Se invierten USD 30 000 al mes.
El mayor caudal de los ríos Yanuncay, Tomebamba y Tarqui alarmó a varias poblaciones del cantón Cuenca. Incluso, se desbordó la quebrada de Pichaguayco, en la parroquia Santa María de Sayausí.
La falta de limpieza ocasionó el desborde y las inundaciones, señaló el gerente (e) de Agua Potable de la Empresa Pública Etapa, Xavier Sánchez. Ayer se realizaban tareas de limpieza para encauzar el líquido a su lecho.
La tarde del domingo, en la vía principal que conduce a la parroquia Chiquintad (Cuenca), se desprendieron algunas rocas que pusieron en riesgo a las viviendas asentadas en la zona baja. Lo mismo ocurrió en el sector de Quinta Chica, al norte de la urbe. Allí las piedras cayeron en la avenida De las Américas.