Un obrero observa el sitio en donde se construye el nuevo puente de El Juncal. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO
La ampliación de la vía Panamericana, de dos a cuatro y seis carriles, entre Ibarra (Imbabura) y Bolívar (Carchi), estará lista en enero del 2016. La fecha la dio Omar Chamorro, director del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, de Carchi.
Los trabajos que obligan a cerrar por horas este ramal, de 55 km, afectan a los habitantes de 36 comunidades vecinas de esta ruta y a los transportistas.
Mientras una nube de polvo se levanta al pie de una tractor que carcome el talud de una montaña, María Rojas, comerciante oriunda de Caldera (Carchi), señala que debido a las restricciones en la circulación vehicular deben esperar hasta una hora para movilizarse.
María Málaga, habitante del valle del Chota, debe viajar de Tulcán a Mascarilla, en bus. Pero para llegar a su casa en El Juncal debe pagar USD 10 a una camioneta de alquiler. Lo hace desde que se inició la obra hace 18 meses.
El problema, asegura Málaga, es porque los vehículos interprovinciales se desvían por la carretera Bolívar-El Ángel-Mira-Mascarilla.
Igualmente los transportistas de las 13 operadoras del Carchi, que laboran con más de 150 buses, aseguran que los trabajos de ampliación de la vía complican su tarea. Las unidades deben recorrer 22 kilómetros más por la ruta de circunvalación.
Es por ello que se ha solicitado el incremento del pasaje desde Tulcán hacia el centro del país. Actualmente el viaje de una persona de Tulcán a Ibarra cuesta USD 2,50. Sin embargo, el pedido no ha sido aceptado por la Agencia Nacional de Tránsito. En el Ministerio se aclaró que recorren 12 km más y no 22.
En el cantón Bolívar (Carchi), los habitantes solicitaron que el actual trazado fuera revisado y no se construya un paso lateral, como se planifica. Según Chamorro, es posible la ampliación de la calzada en Bolívar, como sugieren los vecinos. Pero advierte que se reduciría la carretera de seis a cuatro carriles. Por ello, el Municipio debería regular el uso del suelo, junto a la vía.
Mientras tanto, en El Juncal (Imbabura), los moradores y los comerciantes de comida se resisten a salir del lugar, donde está prevista la construcción de una plaza gastronómica y un minimalecón.
Los propietarios de esos negocios exigen la ampliación de la vía, para levantar nuevas construcciones, a 20 y 40 metros del sitio de las que serán expropiadas.
Los técnicos del Ministerio consideran a ese planteamiento peligroso, ya que las nuevas viviendas estarían en riesgo, porque se levantarían cerca a la orilla del río Chota.
A pesar de ello, en los últimos días se construyen nuevos inmuebles en la parte posterior de las casas que serán demolidas, para dar paso a la ampliación del carretera.
María Espinoza inició una nueva edificación junto a su vivienda anterior, que será derrocada. Pese a que su hija, Consuelo, cuenta que en el Municipio de Ibarra aún no les autorizan la línea de fábrica de la vivienda.
Sara Delgado, residente de la comuna de El Juncal, también apoya el proyecto turístico. Pero no quiere que la reubiquen en otro sitio.
Ella reconoce que ha recibido el 80% del pago por la expropiación, pero pide que le permitan construir nuevas viviendas entre el río y el nuevo trazado de la carretera.
Armando Méndez, técnico de la Dirección de Planificación del Municipio de Ibarra, ratifica que no están autorizados los permisos para esas construcciones en esa zona. “Se trata de 29 predios que fueron afectados en El Juncal. Ahí está totalmente prohibida toda construcción”.
Para los viajeros de la Sierra norte otro conflicto es el cierre de la vía Panamericana, en Quito. El tramo Guayllabamba-Collas sigue cerrado. Por ello, deben tomar ramales alternos para llegar.