Diego Espín (centro) lidera la lista para la dirección provincial de Alianza País; las elecciones se realizarán este 28 de julio del 2018. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
El Comité Ejecutivo de Alianza País (AP) se reunió sin su presidente el jueves último. Lenín Moreno estuvo de gira en Europa, mientras los otros dirigentes discutieron los cambios en los estatutos para abrir la organización a nuevos actores políticos de izquierda.
Moreno no se ha pronunciado aún sobre asuntos internos del movimiento. Un grupo asambleístas de AP solicitó una reunión con el Mandatario. Lo confirmó la legisladora manabita Teresa Benavides.
Ella señaló que está previsto concretar la reunión tras el viaja de Moreno a Europa. Ahí prevén conocer cuáles son los lineamientos políticos, especialmente ahora que se acerca una convención nacional.
Mientras se espera el pronunciamiento de Moreno, se abre un nuevo debate sobre la unidad. Desde el propio gabinete se alimenta la idea de que se conforme un frente amplio de centro-izquierda.
El secretario de Educación Superior (Senescyt), Augusto Barrera, lideró la semana anterior una reunión del colectivo Vamos, que trabaja paralelamente a AP. Allí también estuvieron la subsecretaria Ximena Ponce y el ministro de Agricultura, Rubén Flores.
Andrés Mideros, extitular de Senplades y exsecretario de Moreno, y Humberto Cholango, secretario del Agua, también fueron invitados al lanzamiento de Vamos, pero no se sumaron. Mideros explicó que no forma parte, a pesar de que le pidieron ideas.
Mientras que Cholango considera que a este Frente le falta ser “más amplio”. Por ejemplo, dice que para ser una real representación de las izquierdas faltaría que participen sectores como Pachakutik y Unidad Popular (ex-MPD).
Barrera conversó con este Diario y puntualizó que Vamos no es una organización política sino “una red de colectivos” que busca articular el poder político con las bases. “Es una corriente más que una organización. No nos planteamos la competencia con nadie”, sostuvo el funcionario al señalar que AP no sufre una afectación.
Sin embargo, el grupo de análisis y comunicación estratégica Rodríguez y Budoin considera que la irrupción de Vamos afectará a AP, ya que se muestra a la opinión pública una facción de izquierda organizada dentro del Gobierno. “Con varios actores del gabinete formando parte de este movimiento y cargando el estandarte de la ‘nueva izquierda’, es altamente probable que el funcionamiento en el gabinete cambie”, dice el análisis.
El análisis es claro establecer la voluntad de varios actores y movimientos políticos y sociales de conformar un frente amplio de izquierda y que en esa agenda no hubo una convocatoria explícita para AP.
El secretario de Gestión de la Política del Gobierno, Paúl Granda, quien es afiliado a AP y es parte de un colectivo local en Azuay, justificó que miembros del gabinete opten por un grupo propio. Granda no estuvo en la reunión de Vamos. Tampoco otros grupos políticos, como Alianza Bolivariana Alfarista, de la vicepresidenta María Alejandra Vicuña.
En cambio, desde AP ven a Vamos como parte de otros colectivos políticos que podrían sumarse “a la reconstrucción de la organización”, según indicó el vicepresidente de AP, Ricardo Zambrano, quien hasta la semana anterior era el secretario ejecutivo.
Este es el segundo ‘cisma’ dentro de AP. El problema del movimiento oficialista se hace evidente: en tres ocasiones se aplazó la convención nacional. Finalmente, se decidió hacerla el 4 de agosto en Guayaquil.
El primer cisma en AP se inicio en agosto del 2017, cuando Moreno le quitó las funciones a Jorge Glas, entonces Vicepresidente de la República. En ese momento la facción correísta intentó sancionar a Moreno y sacarlo de la Presidencia del movimiento.
Los políticos cercanos al Mandatario terminaron tomando el control y fueron sancionados varios dirigentes del correísmo como Gabriela Rivadeneira y Ricardo Patiño. El Tribunal Contencioso Electoral intervino y dio la razón al morenismo.
Esa decisión, sumada al lanzamiento de la consulta popular a finales del 2017 y el inicio de la campaña en enero pasado, supuso el rompimiento definitivo. Correa y sus afines se desafiliaron del Movimiento, hicieron campaña por el No y tienen un nuevo movimiento.
Las pugnas internas en AP llevaron a que 10 348 afiliados se hayan separado de ese movimiento en el último año. En el Parlamento también se ve esa dinámica. Los legisladores Juan Pablo Velín, de Pastaza, y Yofre Poma, de Sucumbíos, acusaron directamente a Zambrano por no concretar la reestructuración y por no tomar en cuenta “la voz de los militantes”, por lo que se desafiliaron.
Poma señaló que las bases del oficialismo están desanimadas por la falta de liderazgo, las desafiliaciones y los escándalos de corrupción.
Aunque sigue adentro, la legisladora Marcia Arregui, de Los Ríos, también endosó responsabilidad a Zambrano por haber incluso hablado ya de candidaturas para las elecciones seccionales.
Zambrano se defiende. Para él se realizó un buen trabajo “poscorreísta” y se buscó cambiar el discurso para alejarse de la imagen del exmandatario Rafael Correa, quien se desafilió del oficialismo.
Negó que se hayan tomado en cuenta solo las aspiraciones de una facción y resaltó que en 21 de las 24 provincias ya hay directivas (ver infografía). En Azuay y Sucumbíos están prorrogados sus directores. En Pichincha, las elecciones serán hoy. Existe una sola lista, liderada por René Espín.
“Esto lo hicimos en 70 días. Es un plazo corto, pero lo logramos”, indicó Zambrano. Él está seguro de su trabajo y adelantó que recibirá un reconocimiento en la convención.
La organización decidió la semana anterior reemplazar a Zambrano por Gustavo Baroja, para que sea el secretario ejecutivo que encare la convención. Ahí se prevé tener definiciones sobre los cuadros políticos que representarán a Alianza País en el 2019 y sobre la posible apertura a acuerdos con otras organizaciones.