Qué bestia que es esto de ser una pobre cobra del desierto: ni siquiera sé cuál es la diferencia entre vetos con v de viperino o con b de boquisuelto.
Una pobre cobra, les juro, ni se imagina que para Su Majestad, tan arriba y a tanta altura, sean tan importantes los betos.
Digo los betos y no los vetos porque estos a Su Majestad le valen: simplemente dice veto la ley tal y la ley cual, los asambleístas hacen la v de la victoria y votan con una disciplina y unanimidad que da verguenza con v pequeña.
Para Su Majestad lo importante, en el fondo, son los betos. Les cuento por qué.
Porque por ejemplo para Su Majestad fue muy importante sacarle del Gobierno al Beto Acosta, porque, como ya sabemos, a Su Majestad no le gusta para nada que nadie le haga sombra.
Después, como si nada, se sacó de la manga la propuesta para que los asambleístas concedan la amnistía al Beto Dakih, porque claro que a Su Majestad no le gusta que nadie le haga sombra pero sí le gusta que le asesoren.
Y nadie mejor que el rey de la larga noche neoliberal para convertirse en el consejero principal del Gobierno del breve amanecer socialista del Siglo XXI.
¡Qué cosas!, ¿no?