Redacción Quito
Las veredas del sur de la ciudad se han convertido en una carrera de obstáculos. A la hora de caminar por las aceras, los peatones deben estar atentos a cada movimiento para evitar tropezar con baterías de automóviles, llantas de las vulcanizadoras, muebles de madera, motos…
Lo que dice la Ley
Los conductores que estacionen sus vehículos en los espacios destinados a un uso exclusivo de personas con discapacidad o mujeres embarazadas o vías de circulación peatonal incurren en una contravención de segunda clase.
La sanción que estipula la Ley es equivalente al 10 por ciento de la remuneración básica unificada del trabajador en general y reducción de 3 puntos en su licencia de conducir.Rosa Medina caminaba apresurada con su bebé en brazos por la avenida Maldonado y Joaquín Gutiérrez, en el sur, el sábado pasado. Llevaba una pañalera en el hombro y constantemente acomodaba a su hijo, quien se resbalaba por el ajetreo.
Mientras lo hacía, se detuvo, un auto estaba frente a ella parqueado en la acera. Medina bajó a la calzada para continuar su recorrido. “Es sumamente molestoso que el peatón tenga que bajar a la calle porque los autos se estacionan en las veredas. Eso obstaculiza el paso”.
Algo parecido sucedió a José Paredes, quien caminaba por la avenida Maldonado y Amaluza, hacia el centro comercial El Recreo. En su trayecto se encontró con una carpa de plástico extendida en la acera. El propietario del local, donde se confeccionan toldos, utilizaba la vereda para acomodar su mercadería.
A Paredes no le quedó más remedio que bajar a la calle para continuar su camino. “No me molesta bajarme a la calle cuando hay ventas o negocios, pero sí me preocupa cuando veo a niños hacerlo. Se corre el riesgo de sufrir accidentes”.
En la avenida Mariscal Sucre y Ajaví, en el suroccidente, el panorama no cambia. En el lugar funciona una mecánica de motocicletas. El sábado, una hilera de motos estaba estacionada en el exterior de ese local.
Según la Ley de Tránsito, “los propietarios de mecánicas, estaciones de servicio, talleres de bicicletas, motos, y de reparación o adecuación de vehículos, que presten sus servicios en la vía pública, incurren en una contravención de segunda clase”.
Sin embargo, su propietaria, quien no quiso identificarse, aseguró no cometer ninguna infracción. Dijo que el lugar forma parte del estacionamiento de su negocio. “Aún así dejamos un espacio al rincón de la acera para los peatones”.
A pocos metros de este sitio, funciona una vidriería. Allí, los propietarios colocaron el material hasta la mitad de la acera. Además, estacionaron camionetas que se encargan de transportar el material. “Las aceras se vuelven aún más estrechas si hay autos parqueados sobre ellas. Uno debe hacerse flaquita para pasar. La otra opción es torear los autos”, dijo Margarita Carrillo, una vecina del lugar.
Sandra Cruz tiene un negocio sobre esa misma avenida. Dice que no ha tenido inconvenientes por los mal estacionados, aunque reconoce que sus clientes se quejan por la falta de espacios peatonales.