A las 09:30 de ayer (lunes 10 de septiembre del 2018) se registró un conato de incendio forestal en el sector de la Universidad Internacional. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
La cantidad de conatos y de incendios ocurridos entre el 9 de julio y el 9 de septiembre de este año es mayor frente a igual período del 2017. Pero el número de hectáreas consumidas por el fuego bajó en un 64,82%, según el Cuerpo de Bomberos de Quito.
Ese es, hasta el momento, el balance del Plan Fuego, que se aplica cada año con el fin de concienciar a la población sobre la importancia de cuidar los bosques y tomar medidas de precaución durante el verano. Además, incluye estrategias de respuesta para evitar la propagación de las llamas.
Hasta ahora, el incendio de mayores proporciones ha sido el de la quebrada de Nayón, que ocurrió el 14 de julio y quemó 31 hectáreas de bosque en el nororiente del Distrito.
En un conato registrado el jueves 6 de septiembre, en El Trébol, se retuvo a un ciudadano sospechoso de haberlo iniciado. El Cuerpo de Bomberos ha entregado a la Agencia Metropolitana de Control (AMC) información sobre personas responsables de quemas a cielo abierto, para que se inicien procesos administrativos.
El artículo 246 del Código Integral Penal señala que quien provoque directa o indirectamente incendios forestales cumplirá una pena de uno a tres años de prisión.
En la ciudad se han registrado 1 479 eventos este año, 681 más que el año pasado. Pero 1 409 de ellos son considerados conatos; es decir, que afectaron menos de media hectárea.
El resto fueron catalogados como incendios forestales de niveles 1, 2 y 3. Estas categorías se aplican según el grado de afectación que deja el fuego. Los de menor intensidad queman entre 0,5 y 2 hectáreas, los siguientes de 2 a 10 hectáreas y los más fuertes, de 10 hectáreas en adelante.
Esteban Cárdenas, jefe de Operaciones del Cuerpo de Bomberos, explica que la cantidad de incendios forestales del 2017 fue baja, porque el verano fue intermitente y las lluvias frenaron al fuego. Pero este año se han registrado temperaturas de hasta 26 grados y vientos que, en ciertas zonas, han superado los 40 km/h.
El Cuerpo de Bomberos tiene un sistema de monitoreo por aire y tierra. En el helicóptero de la institución se hacen dos sobrevuelos diarios: uno a las 10:30 y otro a las 14:00. Se cumplen salvo que los vientos no permitan despegar a la nave. Se trata de recorridos sobre los parques metropolitanos del norte y del sur, el Itchimbía y el Auqui, por ejemplo. Se usa una cámara termográfica, que ayuda a detectar focos de calor y columnas de humo.
En tierra, 55 motorizados vigilan las 32 zonas más propensas a incendios forestales y alertan cuando encuentran fuego o columnas de humo.
Entonces, se aplica el primer nivel de respuesta con una brigada forestal de cinco bomberos, personal en motocicleta y un vehículo con capacidad para 1 500 galones de agua. El equipo se refuerza según la intensidad del evento.
La semana pasada se registraron las primeras lluvias y una baja en la temperatura. Raúl Parra, del Inamhi, explica que esto es usual en septiembre, considerado un mes de transición entre la época seca y la lluviosa. Por eso, las lluvias aún no serán constantes en el Distrito Metropolitano.
Las recientes precipitaciones ocurrieron por el ingreso de humedad desde la Amazonía. En una proyección al 12 de septiembre, hecha con base en modelos, se espera que las condiciones climáticas sean estables y que a partir de esa fecha ingrese más nubosidad.
También han bajado los niveles de radiación solar. En los últimos días el promedio ha sido de 8 a 10, pero en días de cielos totalmente despejados y de más calor en este verano llegó a 15 puntos, es decir radiación extremadamente alta.
En esta temporada también se registraron fuertes vientos que, incluso, afectaron al aterrizaje de varios vuelos en el aeropuerto de Tababela y causaron daños en la ciudad.
Juan Zapata, secretario de Seguridad y Gobernabilidad, afirma que hasta el jueves pasado hubo 20 eventos relacionados con el viento: 14 caídas de árboles, rotura de ventanales en una edificación y el desprendimiento de techos de otras cinco construcciones.
Mientras transcurre la época de transición, las autoridades trabajan en el diseño del Plan Lluvias, que se aplicará en cuanto las condiciones meteorológicas cambien.
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