En Venezuela ahogan a la prensa

La represión a los manifestantes, la cárcel para los opositores o el despojo de sus derechos parlamentarios como ha ocurrido con Leopoldo López y María Corina Machado es un escenario social y político inadmisible en un país que se presume democrático por el solo hecho de celebrar elecciones, nadie sabe si son libres y limpias.

Este escenario se vuelve esperpéntico con el ahogo paulatino y cada vez más profundo de una libertad fundamental: el derecho a la libre expresión y la práctica del periodismo independiente.

El chavismo tuvo como discurso sistemático denostar, calumniar y atacar con insultos a la prensa. Se trata de una campaña que tiene por objeto minar su credibilidad, hacerle perder la fe de la gente. Todo lo sustenta con millonarios aparatos publicitarios, propagandísticos, con productores de televisión y radio que manejan un lenguaje destructivo.

Se trata de dejar en el horizonte solo a periodistas complacientes. Se limpió de las pantallas de televisión a los periodistas críticos, a los que hacían preguntas incómodas y se fue tiñendo a la TV de gobiernistas camuflados como periodistas.

El siguiente paso fue el ahogo a todos los medios con cadenas de radio y televisión copando sus espacios con la voz oficial. Grandes canales sucumbieron al silencio por mantener una pauta gorda.

Luego vino el cierre, con pretextos técnicos de los canales que eran críticos y entregaron muchas frecuencias a los partidarios o amigos.

Hace un par de meses medios impresos se vieron amenazados por la falta de papel. Esto conllevó una cruzada de varios diarios del continente para sustentar la operación de algunos periódicos importantes.

Los periodistas y comentaristas prestigiosos migran a plataformas virtuales y medios digitales.

La revolución bolivariana impone el silencio. La estrategia es eficaz pero no podrá durar para siempre. La gente no es tonta, solo está dormida.

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