Una familia perdió sus pertenencias después de que su casa se incendiara tras la caída de una vela, provocada por el temblor que se registró la noche del 8 de agosto en Quito. Foto: Juan Carlos Pérez/ Para EL COMERCIO
Los integrantes de la familia Loor se despertaron asustados cuando sintieron que una corriente de aire caliente les recorría por todo el cuerpo. Ni siquiera el sacudón del temblor ocurrido la noche del lunes 8 de agosto del 2016 los asustó tanto como aquellas llamas que estuvieron a poco de quemarlos dentro de los cuartos.
Eran las 23:20 y a esa hora los 16 miembros de la familia dormían bajo una tenue penumbra apenas interrumpida por una vela.
Carmen Loor, la jefa del hogar, cuenta que el cirio se quedó encendido sobre un cesto lleno de ropa, pues era la única forma de mantener un poco iluminado el cuarto porque en la mañana les habían cortado la luz, por falta de pago.
Ella cree que el movimiento telúrico que tuvo epicentro en Pichincha y también se sintió levemente en Santo Domingo de los Tsáchilas, en el occidente del Ecuador, pudo haber provocado la caída de la vela. Esta alcanzó la ropa que estaba en el cesto y de a poco hizo que las llamas se expandieran dentro del cuarto y en lo posterior en los dos pisos de la casa de construcción mixta ubicada en el sitio Asistencia Municipal.
En los demás sectores de la provincia Tsáchila se reportó que el sismo fue sentido con poca fuerza, distinto a los que se han registrado en la Costa, por las réplicas del terremoto del 16 de abril del 2016.
Lo primero que Carmen Loor hizo al verse casi envuelta en el fuego fue tomar en sus brazos a su nieto de dos meses de nacido. Entre la humareda guió a sus otros cuatro hijos hacia la puerta que da a la calle. Ella estaba en el segundo piso, mientras en el de abajo se escuchaban gritos desesperados de los otros 10 miembros del hogar. La oscuridad y el humo impedían que los niños y su madre salieran pronto.
Hasta que un grupo de vecinos se arriesgaron a ingresar y pudieron ayudarles. El morador Marlon Gallardo relató que poco pudieron hacer para intentar apagar el fuego. Esto debido a que en el sector no hay agua potable desde hace una semana.
Esta mañana del martes 9 de agosto de 2016 la familia Loor retornó a la casa siniestrada en la que arrendaban hace dos meses. Sentados sobre una vereda de al frente miraban con resignación todas sus pertenencias carbonizadas. Carmen Loor dice que después del incendio pasaron la noche en casa de su hermana Jeanneth Loor.
La familia afectada esperaba ayuda en una vereda de al frente de la vivienda que se perdió la noche del lunes 8 de agosto del 2016. Foto: Juan Carlos Pérez / Para EL COMERCIO
Ella improvisó en su patio un dormitorio para albergar a sus parientes. Los niños lloraron por el frío intenso que se sintió en la madrugada. Hasta las 10:00 de este martes 9 de agosto nadie había comido. Funcionarios del Patronato Municipal hicieron una evaluación en la vivienda para canalizar las ayudas correspondientes en las próximas horas.
La familia Loor espera apoyo porque por ahora se les hace difícil sostener el numeroso hogar.