Nuestro pequeño Vaticano en la Cancillería

¿Quién podrá saber cabalmente lo que piensa el Papa de su visita en este país? Dijo que tiene una profundidad católica digna de destacarse. Este país es extraño: por laico y liberal (no se puede pensar otra cosa de una política que es hija de una revolución esencialmente liberal y anticlerical) y consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Y de aclamar al Pontífice y reivindicar sus sermones como favorables a su proyecto, por poco aceptan una resolución que sostiene que la oposición es golpista, que a los movilizados les movía oscuros intereses de la extrema derecha. Se logró que bajara su tono, pero no deja de encerrar la violencia verbal, tan grave y peligrosa como la violencia que dicen condenar.

La presencia del Papa calmó las aguas en el país. Pero su efecto duró tan poco: el día a día hace que los grandes acontecimientos queden como un recuerdo inútil. A esta resolución le sucederán paros, movilizaciones y la experiencia nos señala que el oficialismo también se movilizará para defender su revolución.
En ese tablero político, el Gobierno levantó dos fichas versátiles: Ricardo Patiño deja la Cancillería para la política doméstica; Xavier Lasso, quien representaba nuestra política internacional ante la ONU, será el canciller.

Tienen dos meses para que vuelvan a sus posiciones originales. El reloj político es implacable: aquello que se pensaba que ocurra en dos años, se vuelve realidad en cuatro. En ocasiones, los grandes proyectos jamás se concretan. Pero lo que sí debiera ocurrir con este movimiento es que la Cancillería lo informe a las embajadas y estas a las cancillerías del mundo con las que nos relacionamos: “Les contamos que tenemos un nuevo canciller; el anterior no deja de ser canciller, pero se toma vacaciones. En ese tiempo se dedicará a reorganizar nuestro partido político. Volverá en dos meses. Les informaremos al respecto”.

Esa comunicación llegará al Vaticano. ¿Quién sabrá lo que piense el Papa cuando se entere de esto? Como buen argentino, seguramente diga: “mirá vos, tienen dos cancilleres, como nosotros tenemos dos papas”.

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