Una pareja rescatada por el Cuerpo de Bomberos de Quito en Manta llegó a la capital. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO
Vanessa Baque, de 36 años, y Segundo Pin, de 38 años, víctimas del terremoto del pasado 16 de abril, llegaron a Quito este 9 de mayo. Esta pareja que fue rescatada por el Cuerpo de Bomberos, entre los escombros de lo fue el centro comercial Felipe Navarrete, ubicado en la parroquia Tarqui, de Manta-Manabí, recorrieron esta tarde un tramo de La Mariscal, en el centro-norte de la capital.
“Vane” y “Segu”, como les llaman sus amigos, mostraron este lunes 9 de mayo del 2016 el amor a su provincia vistiendo sombreros de paja toquilla de Montecristi. Querían demostrar las habilidades de sus coterráneos y de alguna manera incentivar a otros a visitar Manabí para reactivar la economía local.
En Quito, la pareja tiene previsto ser sometida a un tratamiento para curar las “cicatrices” que les dejó el movimiento telúrico de 7.8 grados en la escala de Richter. La atención estará a cargo de profesionales del Cuerpo de Bomberos Quito.
Tras el terremoto, las condiciones físicas de ambos no son las mismas de antes. Segundo tiene dolores en las costillas y le cuesta respirar. Vanessa, en cambio, tiene una afectación en la pierna izquierda y en el cuello. Ella camina lento y siempre va tomada de la mano de su esposo.
Aparte de la atención médica y psicológica, se buscará un tiempo para que ambos puedan conocer los atractivos de la “Carita de Dios”. Esta es la primera vez que Vanessa y Segundo visitan la capital. De hecho, la primera impresión de Vanessa al ver los edificios de la zona norte hizo que recordara cómo era antes Manta. Sus ojos se inundaron de lágrimas. “Cuándo volverá mi ciudad a la normalidad”.
La experiencia del terremoto aún está fresca en la memoria de esta pareja. Ese día, cuando se empezó a mover la tierra, en el centro comercial Felipe Navarrete no tuvieron tiempo ni a dar un paso. Luego del remezón se quedaron a oscuras en medio de polvo, vidrios, alambres y pedazos de cemento. Vanessa pasó su cumpleaños -17 de abril- junto con su esposo; ambos estaban atrapados entre los escombros. Pero su fe estuvo intacta.
Ellos permanecieron alrededor de 36 horas entre los restos de la edificación. En ese lapso fueron testigos de la muerte de otras personas. Gritos, llantos y un olor penetrante de los cuerpos en descomposición son parte de sus recuerdos. “Nosotros tuvimos la dicha de no quedarnos atrapados entre losas o columnas”, comentó Segundo.
Las oraciones y el aliento que Segundo le daba a su esposa lograron vencer los obstáculos hasta ser rescatados por los Bomberos Quito. En la adversidad permanecieron juntos. El teléfono celular que tenían a la mano les permitió enviar mensajes a sus familiares para pedir que los busquen aunque estuviesen muertos.
El terremoto del 16 de abril puso a prueba el amor de esta pareja oriunda de Jipijapa, que reside en Manta desde hace 16 años. Luego del rescate se pudieron reencontrar con su familia, sus amigos y sus innumerables compadres y comadres. Pero la fiesta de cumpleaños de Vanessa sigue pendiente.
Su sobrino Diander, quien es huérfano de padre y vive con ellos, se mostró también agradecido por la vida de sus tíos. Él cumple 16 años este 9 de mayo y no pidió nada material. Para el joven tenerles a Segundo y Vanessa vivos es el mejor regalo.