Los universitarios se han adaptado a cambios causados por el covid-19

Gabriel Alejandro estudia Biología y realiza prácticas de laboratorio con insumos que tiene en su casa. Foto: Archivo particular

Gabriel Alejandro estudia Biología y realiza prácticas de laboratorio con insumos que tiene en su casa. Foto: Archivo particular

Gabriel Alejandro estudia Biología y realiza prácticas de laboratorio con insumos que tiene en su casa. Foto: Archivo particular

La pandemia también incidió en los calendarios de las universidades. Algunos jóvenes estudiantes vivieron la última etapa del semestre con las restricciones causadas por la emergencia sanitaria. Y otros se alistan para iniciar uno nuevo, igual desde casa.

Por ejemplo, en la Universidad Católica (PUCE) se había previsto que el semestre finalice entre el 5 y el 19 de julio. Con la crisis del covid-19, la p­rimera decisión fue extenderlo por un mes. Según su rector, ­Fernando Ponce, así podrán completar todo el cro­nograma curricular.

Además, cambiaron el trabajo en los laboratorios presenciales por prácticas virtuales. Para ello se valieron de simulaciones en programas.

Un maestro -cuenta Ponce- incluso filmó una práctica de laboratorio y mostró el video a sus alumnos para que lo replicasen en sus casas, donde los chicos han adaptado macetas para la realización de cultivos y buscaron insectos o plantas para los análisis.

Gabriel Alejandro, de segundo semestre de Biología, por ejemplo, cría en su casa una especie animal que se encuentra desde el sur de Estados Unidos hasta Ecuador: polillas tigre venudas. Para la materia de zoología, con materiales caseros, diseccionó una lombriz.

Y en química orgánica realiza experimentos de cristalización y fermentación alcohólica, con ingredientes tomados de su cocina. “Hay que usar la creatividad para aplicar lo que aprendemos”, dice Alejandro.

En la PUCE, además, se han realizado 165 graduaciones virtuales de Medicina, Economía, Educación, con la defensa de tesis a través de Zoom. En Comunicación se hizo un acto simbólico de imposición del birrete a través de la pantalla.

En la U. San Francisco preparan una emotiva ceremonia virtual como homenaje para 900 graduados y sus familias.

En la Ley de Apoyo Humanitario aprobada en la Asamblea se habla de ajustes para que, en el menor tiempo, se aprueben nuevas carreras. El Consejo de Educación Superior (CES), emitió una norma transitoria de excepcionalidad para hacer frente a esta emergencia.

Además, acepta carreras virtuales en las que se establecerá una modalidad híbrida. La presidenta del CES, Catalina Vélez, explica que esta consiste en conjugar las formas virtual y a distancia para los alumnos que no pueden conectarse a clases de manera sincrónica.

En la norma también se plantean formas alternativas de evaluación y se pide la elaboración de guías de estudio con los contenidos de cada curso para que los alumnos los sigan de forma autónoma.

La Universidad Central iniciará el semestre el 8 de junio, a través de 7 000 aulas virtuales. Para eso se capacitó a 2 300 profesores en su utilización. La primera semana será de adaptación a las herramientas, para docentes y alumnos, señaló María Augusta Espín, vicerrectora académica.

Tras una encuesta identificaron que el 35,8%, de los cerca de 40 000 alumnos, no tiene Internet en casa. Por eso el Consejo Universitario resolvió garantizarles conectividad a través de planes.

Estos serán para 16 578 estudiantes con menos recursos económicos. Sus familias tienen una media de ingresos de USD 295 y 454, respectivamente al mes. En el momento -dijo Espín- se encuentran buscando las mejores opciones.

Antes del 4 de mayo, cuando empezó el semestre en la universidad UTE, se entregaron 851 tabletas a los estudiantes de menos recursos. Allí estudian 7 725 chicos.

Ólger Farinango cuenta que así puede conectarse a las clases, desde su vivienda, en la Ciudadela Bicentenario, donde la señal es intermitente debido al viento. Le dieron un plan de datos mensual de 15 GB, durante un año. En otros centros, como la U. Técnica de Ambato, también hubo ajustes presupuestarios para entregar dispositivos a sus alumnos de menos recursos.

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