El Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior entregó la certificación de acreditación a la Universidad Central el lunes 26 de octubre del 2020. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
“El informe de evaluación y acreditación de la Universidad Central refleja una eficiencia general del 92%“, señaló Luis Fernando Cabrera, director de Aseguramiento de la Calidad de esa institución. 19 de 20 estándares de calidad fueron calificados con valoraciones que corresponden al nivel superior de desempeño, precisó. Se refiere a los tres parámetros más altos.
Este martes 27 de octubre del 2020, los representantes de las universidades y politécnicas acreditadas revisaron sus calificaciones. Ayer, lunes 27, el Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Caces) entregó a los centros ubicados en Pichincha, las certificaciones, que duran cinco años. En total, 52 de 55 instituciones fueron acreditadas.
El Caces estableció en el modelo cinco niveles de valoración, el nivel más alto de la escala se define como cumplimiento satisfactorio y significa que la institución logró un estándar plenamente. En el siguiente nivel, denominado aproximación al cumplimiento, se ubicó a las instituciones que lograron en mayor medida el estándar.
Luego se encuentran parámetros de cumplimiento parcial, insuficiente e incumplimiento. Estos se asignaron cuando la institución de educación superior logró un estándar medianamente, en menor medida y no logró el estándar, respectivamente.
La planta docente, dijo Cabrera, es una de las fortalezas de la Central, ya que cumple con todos los requisitos. Los estudiantes también lo son, ya que ingresan a la educación superior pública cumpliendo la normativa de la Senescyt, a través del examen nacional y pasan un proceso de nivelación antes de entrar a las carreras.
En ese punto, Cabrera menciona que también tienen una debilidad. Aunque muchos estudiantes ingresan a la carrera de su preferencia, en primero o segundo año no se sienten a gusto y buscan un cambio. Hay una movilidad del 30% entre los tres primeros semestres de todas las carreras, señala. “Eso significa que debemos coordinar con la Senescyt un mejor enfoque del proceso de admisión de los estudiantes”.
Otra fortaleza de la UCE, indica, es la investigación científica. “Sin embargo las condiciones de presupuesto no nos permiten llegar a los objetivos de generación del conocimiento como lo hemos planificado. Las restricciones no permiten desarrollar investigaciones avanzadas”.
En 18 de los 20 estándares que se calificaron, la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE) se ubicó en el nivel de cumplimiento satisfactorio, señaló Marcelo Gómez, director de la Unidad de Acreditación.
En 98 años de existencia, la institución ha consolidado su claustro docente, funcionalidad administrativa y otras fortalezas que se evidenciaron en la acreditación del Caces, afirmó el coronel en servicio pasivo.
También, anotó, quedan aspectos por fortalecer como la internacionalización. “Abrirnos al intercambio ha sido un tema que se complica más para las universidades públicas porque los recursos son limitados y eso requiere inversión para establecer convenios”.
Una de las instituciones particulares acreditadas fue la Internacional SEK. Esta consiguió 12 estándares en nivel satisfactorio y cinco en aproximación al cumplimiento. Con eso completaron 17 estándares, que implican un 85% de cumplimiento, señaló la rectora de la institución, Nadia Rodríguez.
Ninguno de los 20 estándares evaluados fue calificado con incumplimiento, indicó Rodríguez. En producción científica, investigación, ejecución de los procesos de investigación, planificación de los procesos de vinculación, infraestructura y equipamiento, bibliotecas, gestión interna de la calidad y en igualdad de oportunidades también tenemos la calificación más alta”.
Esta acreditación, indicó la rectora, ratifica el buen funcionamiento del modelo educativo de la universidad, que es personalizado. “Tenemos una tasa de graduación del 92% y una tasa de deserción inferior al 15%”.
También existen áreas en las que la universidad puede mejorar. Mencionó, por ejemplo, el impulsar a docentes para que hagan su PhD. “Lo tenemos estipulado en nuestro plan de mejoras”. Otro ámbito podría ser la gestión documental, algunos procesos que llevarían a tener certificaciones de calidad con ISO y la publicación de libros.
La acreditación se establece a partir de la consideración de que los elementos fundamentales que conforman cada estándar son aspectos básicos esenciales para el funcionamiento de una universidad o escuela politécnica, se lee en el modelo de evaluación 2019.
La condición mínima de acreditación es que la institución alcance un mínimo de 10 estándares valorados con una combinación de cumplimiento satisfactorio o aproximación al cumplimiento. Los 10 restantes, dice el modelo, podrán tener una combinación variada entre los cuatro niveles de la escala de valoración -excepto incumplimiento- siendo el máximo ocho estándares valorados con cumplimiento parcial y máximo dos con cumplimiento insuficiente.