Alejandro Ribadeneira. Coeditor
Los domingos, mientras la mayoría de latacungueños confesaba pecados de palabra, obra y omisión, los directivos de una universidad conspiraban para crear, ahí sí por su culpa y su grandísima culpa, un equipo profesional de fútbol.
El Rector, el síndico y los profesores, con cierta experiencia en ligas barriales, acudían a las reuniones del Club Deportivo Universidad Técnica Cotopaxi con las camisetas de otros equipos, porque eran hinchas del Barcelona, del Quito y hasta del ‘Nacho’.
Heredero de Flamengo
El Club Deportivo Universidad Técnica Cotopaxi se originó en las escuelas deportivas que creó la institución. Luego, compró los derechos del club Flamengo, que jugó en Segunda.
Cotopaxi tiene escasa tradición en Primera. En la Serie A solo jugó Deportivo Cotopaxi, que apenas estuvo un año.
Hasta el viernes pasado, el DT Fausto Carrera se negaba a confirmar si seguiría al frente del plantel en 2010, pues seguía pediente su arreglo económico.Cuatro años después, ya no se reúnen para dirigir al equipo vestidos con símbolos ajenos. Ya tienen mantos propios y festejan la clasificación de la Universidad Técnica a la Serie B.
La convocatoria del equipo satisfizo las expectativas: la menor asistencia en 2009 fue de 3 000 personas. Pero la taquilla resultó insuficiente, pues se cobra un dólar la entrada a los estudiantes de la Universidad Técnica, su público mayoritario. Por eso los cotejos son los viernes al mediodía, para no estorbar los horarios de clases. El club todavía no cala tanto para justificar una pera.
La Universidad tampoco ha destinado partidas para ayudar al equipo. Aunque comparten directivos (el rector Hernán Yánez es el gerente del club, mientras que el abogado de la Universidad, Édgar Cárdenas, es el secretario del club), las aguas están divididas. No se piden cuotas a los 10 000 alumnos en las matrículas, pues se trata de una institución pública en la que rige la gratuidad de la enseñanza y en que la imagen del Che Guevara frunce su ceño en las paredes. Y donde está el Che suele estar el MPD: el Rector es afiliado a ese partido.
Crear partidas especiales se vería mal en una entidad que está en plena expansión y cuyo lema es: “Por la vinculación de la Universidad con el pueblo”. El equipo también tiene que ganarse esa vinculación en la cancha, o sea, en la praxis, sino, qué diría Lenin.
Los patrocinadores (Aglomerados Cotopaxi y Consorcio Cotopaxi) y las cuotas voluntarias de los socios (180 empleados y 400 profesores, que aportan entre USD 10 y USD 100 al mes) fueron los ingresos fijos para un presupuesto mensual que en enero empezó en USD 25 000 y que en junio cayó a USD 17 000.
Por eso, el encargado de las finanzas del club, Jorge Kaslin, se presenta descarnadamente como un tesorero sin plata.
El entrenador Fausto Carrera, quien viajaba de Quito a Latacunga todos los días por su cuenta para entrenar a la plantilla, estuvo a punto de irse cuando ocurrió la reducción de costos. Pero lo pensó mejor y se quedó. Sacrificó su ingreso a cambio de que sus muchachos, cuyo promedio era 22 años, recibieran lo suyo. Mejor candidato a Mama Negra, imposible.
Muchos de los jugadores no residieron en Latacunga, sino que viajaron diariamente para las prácticas. Marcelo Céspedes, el 11 del equipo, veloz y gambeteador, madrugaba en Ambato para viajar en Transportes Trasandina, Baños o en lo que asomara.
Faltaron balones para entrenarse. A veces, tampoco hubo canchas. La Cocha pertenece al Municipio, o sea, a la burocracia, y no siempre estuvo disponible para utilizarse después del papeleo reglamentario. En plena liguilla de ascenso, una vez el plantel se quedó varado porque el Municipio fumigó. ¡Qué colaboración!
No todo fue escasez. Los jugadores se concentraron en hoteles antes de los cotejos. Tuvieron uniformes, pero no podían perderlos, aunque la directiva y el técnico Carrera están orgullosos de que los hayan defendido con honor en el torneo de ascenso. Se destacaron Jimmy Lozano, Lenin Pule, Álex Colón (el artillero del plantel, con 10 goles en la fase crucial), Céspedes y los hermanos José y Nelson Cartagena,
El futuro del equipo no luce tan claro. La meta de 2010 es mantener la categoría, pero aún no se ha anunciado el presupuesto. La directiva que encabeza el presidente Guido Yauli, quien no es emepedista, se apresta a tocar las puertas y los corazones de las empresas asentadas en la provincia.
El presidente de la Comisión de Fútbol, Jorge Tovar, está en la obligación de conseguir refuerzos adecuados, aunque no hay planes de traer extranjeros.
Pero el secretario Cárdenas, en lugar de atormentarse, se frota las manos por el reto que se viene. Hincha del Quito por su admiración a Álex Aguinaga, Cárdenas sueña con esto: algún día el club de su niñez se enfrentará con el equipo que ayudó a formar en Latacunga. Todo es posible.