Del Ecuador depende obtener beneficios o no del acuerdo logrado con la Unión Europea, que es el segundo socio comercial del país detrás de Estados Unidos.
Para aumentar las exportaciones, atraer inversiones… el Gobierno será el actor determinante, pero no el único. El empresario también es decisivo.Con ese acuerdo, el Régimen tiene tareas pendientes como reducir la tramitología para facilitar la exportación y creación de empresas y mejorar el Código Orgánico de la Producción a fin de generar beneficios para la industria como incentivar la importación de bienes de capital y materias primas.
Productos no tradicionales, manufacturados o semimanufacturados pueden ser los más aventajados en un futuro no muy lejano por la apertura con la Unión Europea. Eso depende de los empresarios que deberán ser más productivos para competir en un mercado muy dinámico y exigente.
Deberán aprovechar las facilidades para importar bienes de capital como maquinaria alemana, italiana, española… y mejorar e innovar sus procesos, que ha sido una de las falencias de los últimos años, principalmente de la pequeña y mediana industrias y sector agrícola. La idea es mejor la calidad, productividad y competitividad.
A los productores de artículos industrializados como cerámica, línea blanca e, incluso, muebles también les corresponde buscar mercados para sus productos. Europa del Este puede ser un nuevo nicho interesante.
Pero si no sabemos aprovechar aparecerán las desventajas que puede traer cualquier acuerdo comercial, que no es la solución de los problemas de los países, pero sí es una herramienta y oportunidad.
Este acuerdo también puede ser tomado como una buena imagen del país hacia el exterior y abrir las puertas para lograr acuerdos con otros socios comerciales. Y nos saca del rezago que teníamos frente a nuestros vecinos Colombia y Perú, que anteriormente ya concretaron sus acuerdos comerciales.