Los umbrales de Paute se destruyen

Redacción Cuenca

La falta de mantenimiento de las obras de estabilización del cauce del río Paute pone en riesgo inversiones de USD 3 millones. Los daños están a la vista y alertan sobre un nuevo desastre natural.

Tras la tragedia de La Josefina (marzo 1993), el entonces Consejo de Programación de Obras Emergentes (Copoe), hoy Consejo de Gestión de la Cuenca del Paute (CG-Paute), entre 1998 y el 2002, construyó nueve umbrales entre el puente de La Josefina y Uzhupud (10 kilómetros).

Algunas alertas
Los técnicos dicen que se debe trabajar con un plan de conservación y que el dinero debe salir de las hidroeléctricas que ocupan el líquido de esos ríos.
El colapso de las obras grandes afectaría a la Hidroeléctrica que se alimenta del Paute, pues el material arrastrado  ingresaría a la represa Daniel Palacios.
Según el CG-Paute, la falta de dinero impide hacer el mantenimiento que contempla el Plan de Sostenibilidad. La entidad trabaja con el presupuesto de 2008.
El enrocado del Burgay se hizo para recuperar el cauce. Incluía disipador de energía, desarenador y gaviones.Los umbrales son escalones armados con rocas construidos a lo ancho del río para que el agua pase de un nivel  alto hacia otro más bajo, evitando la erosión regresiva. Estas obras fueron parte del Plan Maestro Hidráulico para estabilizar el cauce.

Es que tras el desfogue de La Josefina, el lecho del río subió 30 metros por la acumulación del material. Para  llegar a su estado natural sin ocasionar daños (destrucción de puentes, vías...) se edificaron los umbrales.

En los últimos 16 años descendió 10 metros. En un recorrido realizado por este Diario se constató que en todos los umbrales hay el desprendimiento de las grandes rocas y huellas de la progresiva erosión regresiva.

Según el director técnico del CG-Paute, Eduardo Vélez, hay que ejecutar el Plan de Sostenibilidad para proteger las inversiones y acciones emprendidas. Pero aclaró que el movimiento de rocas es parte del normal funcionamiento de los umbrales y que no se trata de obras colapsadas.

Para  Francisco Toral, ex director del Copoe, algunos umbrales  fracasaron porque las piedras  están dispersas. Con la sequía actual son  notorios los daños.

Toral y Vélez coinciden en que estas obras  actúan de forma encadenada y si fracasa uno aumenta la erosión  y van  colapsando  el resto. Al paso se destruirían también las  obras de infraestructura.

Por ejemplo, el umbral de La Josefina  protege el puente del mismo nombre, 500 metros aguas arriba. Las bases  están cimentadas en roca y relleno. Al pie  está el cerro Tamuga, causante de la tragedia y que fue estabilizado con la descarga de millones de metros cúbicos de material pétreo en los últimos ocho años.

Vélez admitió que los umbrales deben  mantenerse después de cada invierno) para regresar las rocas desprendidas a sus lugares. Pero estas acciones que están estimadas en USD 300 000 anuales no se las ha realizado.

En el umbral de Pilatos hay socavamiento en la parte central. El  de Uzhupud y El Cabo, por la extracción minera no controlada, el río ha descendido a su máximo nivel y quedó en la roca madre.

Para el director  del CG-Paute, Carlos Fernández de Córdova,  la exagerada extracción de áridos deterioró umbrales, bermas y enrocados, e influyó en la estabilidad hidráulica de los afluentes.

El enrocado del río Burgay, en Chuquipata, cantón Azogues, colapsó y amenaza con destruir el sistema de riego de la zona y la primera etapa del colector de aguas servidas recién construido por el Municipio.

De esta obra solo quedó el enrocado de hormigón que parece estar suspendido en el aire porque el cauce  bajó más por la extracción de áridos, explicó Toral.

Al costado se ubica el canal de Zhullín, que riega 400 hectáreas de alfalfa, maíz, hortalizas… de unas 400 familias. Narcisa Chabla teme que con la mínima creciente el enrocado  colapse y provoque otro deslave. “No quiero otra tragedia  que altere el ciclo productivo de esta región”.

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