Uber quiere seducir a Chile tras un exitoso aterrizaje en América Latina

Un persona con la aplicación de Uber en Bruselas. Foto: Philippe Francois / AFP

Un persona con la aplicación de Uber en Bruselas. Foto: Philippe Francois / AFP

Un persona con la aplicación de Uber en Bruselas. Foto: Philippe Francois / AFP

Después de un exitoso aterrizaje en México, Colombia y Brasil, la compañía Uber, que pone en contacto a chóferes y usuarios de transporte con una aplicación móvil, quiere seguir su expansión en América Latina con la conquista del mercado chileno.

La empresa estadounidense ofrece sus servicios en Santiago desde hace un año y medio y ha incrementado considerablemente el número de usuarios y de socios conductores.

"Los usuarios han aumentado un 350% en el último año, los socios conductores un 600 % y hemos recorrido tres millones de kilómetros", explica a Efe María Arg ello, gerente de Expansión de Uber en Chile.

Como en la mayoría de las ciudades donde opera, Uber cuenta en la capital chilena con la oposición del gremio de taxistas y no tiene el beneplácito de las autoridades, pero proyecta seguir creciendo y se presenta como un complemento a las opciones de movilidad urbana existentes.

Soledad Lago, gerente de Comunicaciones para el Cono Sur, señala a Efe que la experiencia de Uber en más de 300 ciudades de 59 países demuestra que la aplicación desincentiva el uso del automóvil particular.

"Eso en una ciudad como Santiago tiene un impacto en la congestión vehicular y los niveles de contaminación", señala Lago, quien agrega que en Chile la firma proyecta quintuplicar hasta final de año su actual volumen de negocio.

Fundada en 2009 en San Francisco (EE.UU.), Uber se ha extendido por todo el mundo, con una buena acogida también en América Latina, donde opera en ciudades de Colombia, México, Brasil, Chile, Perú y Panamá.

La aplicación para teléfonos móviles permite a los usuarios contactar con chóferes registrados en Uber. Las tarifas dependen de la distancia recorrida y el tiempo, como en los taxis tradicionales, y cuando finaliza el trayecto, el costo se carga a la tarjeta de crédito del usuario.

Para la gerente de Comunicaciones de Uber, las principales ventajas son la comodidad de pago y la seguridad de los usuarios, que tienen información del conductor y saben cómo lo han evaluado otros pasajeros.

Los requisitos para ser chófer es uno de los puntos más controvertidos. Para el servicio más económico, se necesita la licencia de conducir y un vehículo de cuatro puertas en buen estado y con los papeles en regla.

También se exige al conductor un certificado de antecedentes penales y evaluaciones psicológicas y médicas presenciales.

Uber se ha convertido en una lucrativa opción para conductores profesionales que manejan horarios flexibles o como segundo empleo para quienes desean mejorar sus ingresos.

Leonel Gómez es socio conductor casi desde que Uber llegó a Chile. Trabajó muchos años en una empresa de seguridad y transporte de políticos y diplomáticos, pero decidió dar un vuelco profesional para dedicarle más tiempo a la familia.

"Ahora sólo le presto servicios a Uber. Yo elijo mi horario, pero soy constante porque tengo dos hijos, uno en la universidad, y éste es mi trabajo", cuenta a Efe.

Leonel ha visto crecer el perfil de los usuarios de Uber. Si al principio el 90 % eran jóvenes profesionales, ahora hay usuarios de diferentes edades, en su mayoría de clase media y alta.

La irrupción de Uber ha puesto en pie de guerra a los taxistas y a las autoridades en los países donde se ha establecido, y Chile no es la excepción.

Luis Pérez, presidente de la Confederación Nacional de Taxis de Chile, pide a las autoridades mano dura con Uber, cuyo servicio considera "indignante", y no descarta organizar actos de protesta contra la empresa, como ha ocurrido en otros países.

El Gobierno chileno cree que Uber ofrece un servicio "informal" porque los vehículos no están inscritos en el Registro Nacional de Transporte Público, según explica a Efe el subsecretario de Transportes, Cristián Bowen.

En su opinión, los usuarios de Uber "ponen en riesgo su integridad" y no tienen certeza de que el conductor sea un profesional. Por ello, las autoridades han reforzado la fiscalización de los servicios pirata de transporte que operan en Santiago.

Según Paula Flores, jefa de fiscalización de la Subsecretaría de Transportes, en 2014 se realizaron 19.000 controles y más de 2.200 vehículos que transportaban a pasajeros fueron retirados de circulación, aunque no se puede establecer si trabajaban con Uber o eran taxis ilegales.

Flores explica a Efe que han aumentado las multas a los conductores que llevan a pasajeros sin estar registrados legalmente, aunque la normativa no permite sancionar a empresas como Uber.

La compañía argumenta que ellos ofrecen una "solución tecnológica" y aspira a provocar cambios en las normas chilenas tal como sucedió en México, donde el Gobierno del Distrito Federal anunció recientemente que regulará las empresas de servicio privado de pasajeros que usan aplicaciones informáticas.

"Uber no puede estar en el mismo paquete que una empresa de transporte tradicional", señala Soledad Lago, gerente de Comunicaciones.

"Hace falta que la regulación evolucione y se adapte a las nuevas tecnologías que cambian el modo en que la gente vive y se traslada", asegura.

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