No fueron tantos los bañistas en la playa de Pedernales, en Manabí, el viernes 27 de mayo del 2016, primer día de este feriado.
Grupos dispersos de personas disfrutaron de la amplia playa en un día sin tanto sol.
Cerca del mediodía, Luis Mora descansaba enterrado completamente bajo la arena. Viajó desde Quito junto con su esposa y su hijo por primera vez desde que ocurrió el terremoto. Ellos habían pasado antes vacaciones en esta zona y querían ver cómo quedaron las casas, el hotel y los negocios que frecuentaban antes de la tragedia. Ninguno de los lugares que conocían continúan en pie. Eso los dejó un tanto afectados.
A pesar de ello, esta familia intentó disfrutar de unas horas de descanso para luego almorzar o comprar una botella con agua en el camino. “Por lo menos consumiremos algo por aquí para ayudar a la gente que busca salir adelante”, dijo el hombre enterrado en la arena.
Con ese mismo criterio llegaron 40 personas desde Quito, quienes se organizaron en la Parroquia Sagrado Corazón en La Armenia para transportar en un bus contribuciones, pero sobre todo para caminar unas horas por la localidad y consumir en tiendas, restaurantes y otros negocios.
Así lo confirmó el padre Juan Carlos Garzón de la Arquidiócesis de Quito.” Esta vez los feligreses llegan a conocer esta realidad y a reactivar la economía. La idea es el consumo aquí mismo, comprar y conversar con los pobladores, darles ánimo… Se aprovechó el feriado para venir “, explicó Garzón.
Desde Quevedo también viajó Bertha Pacheco, quien está acompañada por su esposo y tres hijos. Esta familia no conocía la playa antes del sismo. Ella espera que más turistas lleguen en el feriado.