Ante las turbulencias, EE.UU. vuela al rescate de Boeing

Por Daniel Michaels

Mientras las aerolíneas luchan por sobrevivir la recesión global, Boeing Co. fabrica aviones a su ritmo más veloz en años.

Ejecutivos del gigante aeroespacial afirman que sus fábricas están muy ocupadas gracias, en parte, a un hombre: Bob Morin, un empleado del gobierno de Estados Unidos que recorre el mundo para conseguir ventas para el mayor exportador del país. Más de uno de cada cuatro aviones que Boeing entregue este año habrá sido financiado gracias a los esfuerzos de Morin.

Morin es subdirector de transporte del Banco de Exportaciones e Importaciones (Ex-Im) de EE.UU., creado en 1934 para ayudar a combatir la Gran Depresión.

La larga historia del banco y su experiencia reciente sugieren cómo un conjunto de programas del gobierno creados para mitigar una crisis económica puede alterar la estructura del comercio en años venideros. El banco Ex-Im está desarrollando nuevas herramientas de financiación y cerrando acuerdos a un ritmo vertiginoso para cumplir con su tarea de apoyar el empleo en EE.UU. “Este es el momento en que el Banco Ex-Im debe actuar”, afirma Morin, de 52 años.

Ex-Im es un banco inusual: básicamente provee garantías del Departamento del Tesoro a bancos para que les extiendan préstamos a los compradores de exportaciones estadounidenses con confianza. Si el comprador deja de pagar, Ex-Im le devuelve el préstamo al banco y luego va detrás del deudor.

Ninguna empresa tiene relaciones más cercanas con el Banco Ex-Im que Boeing. Sin Ex-Im, afirman funcionarios de la aviación, este año Boeing podría haberse visto obligada a recortar su producción, y haber puesto en peligro a cientos de proveedores estadounidenses, miles de empleos calificados en EE.UU. y miles de millones de dólares en contratos de exportación.

A la vez, la relación podría estar deformando un mercado que a ojos de algunos observadores tiene una sobreabundancia de aviones. Un importante beneficiario del programa es la aerolínea estatal de Dubai, la ciudad-estado árabe que está atascada en una crisis financiera tras un largo frenesí de acumulación de préstamos.

Algunos economistas afirman que Ex-Im canaliza recursos financieros a empresas específicas, como Boeing, lo cual significa que el dinero no es dirigido por el mercado. “Todo lo que ha podido hacer Ex-Im es canalizar cierto dinero a Boeing y alejarlo de exportadores pequeños”, señala Dan Griswold, director del Centro para Política Comercial del Instituto Cato, en Washington.

Morin es el as de Ex-Im. Sus acuerdos con Boeing representan casi 40% de los US$21.000 millones en negocios que realizó el banco el año pasado. Para ayudar a Boeing a superar la crisis de crédito, el equipo de Morin pasó el último año desarrollando bonos respaldados por el gobierno que prometen levantar miles de millones de dólares.

Para quienes lo apoyan, el Ex-Im es un paradigma de gobierno eficiente que ayuda a la industria. Ex-Im cubre todos sus costos a través de las tarifas que cobra a prestatarios fuera de EE.UU. y ha remitido miles de millones de dólares a los contribuyentes. Ayudó a Boeing a competir con su rival Airbus, que fue creado en 1970 por gobiernos europeos. Ex-Im trabaja contra los ciclos económicos, y se expande en tiempos difíciles mientras se retrae cuando los prestamistas privados abundan.

“Por supuesto que es intervención gubernamental, pero es una intervención gubernamental que funciona extremadamente bien”, afirma Klaus Heinemann, presidente ejecutivo del arrendador de aviones holandés AerCap Holdings NV, que ha usado los servicios de Ex-Im y también financió pedidos de Airbus al usar a los pares europeos de Ex-Im.

Para los críticos, Ex-Im muestra cómo los programas de subsidios se afianzan y distorsionan los mercados. Ejecutivos de la aerolínea alemana Deutsche Lufthansa AG afirman que la financiación de exportaciones inyecta más de 10% de exceso de capacidad de los aviones al mercado. Algunos financistas de aerolíneas señalan que los esfuerzos de Ex-Im para mantener la producción de Boeing simplemente posponen los problemas de los fabricantes de aviones y las aerolíneas. Y algunos economistas afirman que la asunción de riesgo de Ex-Im sobre las ventas de aviones Boeing equivale a un subsidio para el gigante de la aviación.

“Boeing recibe desde hace años una especie de rescate preventivo, en su mayoría fuera del radar”, afirma Donald Boudreaux, profesor de economía en la Universidad de George Mason en Fairfax, estado de Virginia. Señala que aunque Ex-Im no recibe dinero del presupuesto federal, los contribuyentes estadounidenses en última instancia se hacen cargo de casi US$70.000 millones en préstamos en sus libros.

Funcionarios de Boeing rechazan la idea de que el apoyo de Ex-Im constituya un rescate o subsidio. El presidente de la empresa, Jim McNerney, afirma que Ex-Im “es crítico para la competitividad de este país en este momento”, posibilita miles de empleos y es “vital para la recuperación”. Ya que otros países apoyan las exportaciones, sostiene, eliminar Ex-Im “nos restaría competitividad”.

Las ventas de Boeing hasta septiembre fueron de US$24.900 millones, 5% más que en el mismo período de 2008. Funcionarios de Ex-Im afirman que el banco es más riguroso y exige más colateral que otras agencias que respaldan préstamos con garantías del gobierno.

Morin sostiene que él simplemente tiende un puente entre la demanda de aviones y los paralizados mercados financieros. El volumen de garantías, préstamos y otros compromisos del banco para aviones se duplicó desde 2007. Agencias de exportación europeas le ofrecen a Airbus un apoyo similar.

“Nada nos haría más felices que si nuestro nivel de actividad bajara”, afirma Morin. “No es saludable que una porción tan grande de la financiación provenga de agencias de crédito para exportaciones”.

De todos modos, cuando los mercados de crédito se congelaron el año pasado, Morin lideró la búsqueda de nueva financiación. Para colocar a Ex-Im en el mercado global de bonos, su equipo de ocho personas trabajó contra reloj para solucionar detalles que iban desde tecnicismos del pago de deuda a si los documentos de oferta debían llevar el sello oficial del banco. El proyecto ilustra la forma en que Ex-Im —como gran parte del gobierno de EE.UU.— apoya empresas privadas a la vez que expande el rol del Estado en la economía.

Pese a que la industria celebró el esfuerzo, algunos analistas afirman que tiene una desventaja: “Cuando usted encuentra una nueva forma de aumentar la exposición, aumenta el riesgo para los contribuyentes”, sostiene Marcus Peacock, director de Subsidyscope, un proyecto de Pew Charitable Trusts, en Washington, D.C.

Gran Bretaña creó la primera oficina de financiación a la exportación en 1919. Ex-Im fue la segunda. Las agencias resultaron ser tan exitosas que la mayoría de los países fundó una. Las reglas de comercio internacional ahora limitan la efusividad con la que estas agencias pueden apoyar las exportaciones.

Ex-Im afirma que evalúa a los prestatarios de forma cuidadosa antes de respaldarlos, y que su tasa de cesación de pagos ha sido de menos de 1,5% a lo largo de sus 76 años. En parte gracias a las cuotas que cobra, entre 1992 y 2007, Ex-Im pagó US$5.000 millones más al Tesoro estadounidense de lo que recibió.

“No le costamos nada al contribuyente”, asegura el presidente de la junta, Fred Hochberg. En 2007, el Congreso convirtió a Ex-Im en una agencia autofinanciable. En su primer año fiscal culminado el 30 de septiembre, el banco depositó US$135 millones en los cofres públicos.

—Peter Sanders en Chicago contribuyó a este artículo

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