Montevideo, DPA
Los ex guerrilleros “Tupamaros”, que en marzo asumirán el gobierno de Uruguay, podrían ser “interlocutores confiables” de las FARC, en Colombia, aunque “habría que poner un poco de voluntad de la otra parte”, dijo en Montevideo la reelecta senadora Lucía Topolansky, esposa del presidente electo, José Mujica.
En declaraciones formuladas a DPA, pocas horas antes de las elecciones de este domingo, Topolansky, que también fue guerrillera, dijo que “en Colombia las dos partes son iguales”.
“Aparentemente, visto desde afuera, ninguna de las dos quiere la paz y las dos trabajan para que se mantenga el conflicto”. Se refirió críticamente también a la presidencia de ese país, encabezada por Alvaro Uribe, “que no hace ningún esfuerzo por desarmar nada”.
“Por eso me parece muy compleja esa situación”. Respecto del ascenso de los ex guerrilleros uruguayos al gobierno, Topolansky recordó que “en Latinoamérica hoy hay una cantidad de gente que proviene de la lucha armada y está en tareas de gobierno”.
Mencionó a Venezuela donde, dijo, “el principal apoyo del presidente (Hugo) Chávez es Alí Rodríguez, que estuvo en la lucha armada; (igual que) en Bolivia, el vicepresidente (Alvaro García Linera) y varios senadores en Chile; la candidata de Lula (a la sucesión presidencial) en Brasil; (ex guerrilleros) en El Salvador, en Nicaragua…”.
“Si uno mira a los movimientos armados, se dieron en todo el continente. Hubo un momento que el continente discutió sobre las vías y había movimientos armados” agregó, pero insistió con que la situación de Colombia “es distinta”.
En ese país, el moviento armado nació mucho antes de ésto “por una elección estafada”, subrayó. “No existía ni la revolución cubana. Se mató a un dirigente político y quienes lo respaldaban se alzaron en armas y después no bajaron más de la montaña. Eso tuvo una evolución muy compleja, es un fenómeno muy colombiano”.
“Quiere decir que hay una tónica muy común en Latinoamérica. Nosotros tenemos amistades de aquellos años que hoy están en la misma situación que nosotros”, agregó la senadora Topolansky, aunque no aventuró ninguna posible mediación en la crisis interna de Colombia.
“No soy optimista por el lado del ejemplo. Ojalá (fuera) porque el pueblo colombiano es la gran víctima de toda esa intransigencia. No creo que desde el punto de vista los símbolos se pueda incidir en algo”.
Los ex guerrilleros uruguayos se reinsertaron naturalmente en la vida política del Uruguay tras la caída de la última dictadura, en 1985 y pese a los intentos de la oposición por descalificarlos por su pasado violento, consolidaron su condición de mayoría dentro del gobernante Frente Amplio (FA) y en marzo conducirán la administración central, con José Mujica, uno de sus líderes históricos.
“Acá nadie ocultó la condición de nadie, por más que se quiso usar como fantasmas esa historia. La gente no le dio ninguna importancia negativa. Al contrario. Ha habido un apoyo muy importante. No sé entonces?. Ojalá sirviera para algo. Más bien lo formulo como un deseo. Si sirve para algo, bienvenido sea. Pero soy bastante pesimista. Si el pueblo colombiano no ha logrado resolverlo, es difícil desde afuera”, remató Lucía Topolansky.