Redacción Siete Días
Cada fotografía encierra una historia detrás de ella. Las fotos suelen ser la entrada principal a realidades a las que no todos tienen acceso directo. Y esto es, precisamente, lo que el taller ‘Truth With A Camera’ (La verdad con la cámara) quiere mostrar a quien esté dispuesto a verlo.
“Hacer este tipo de trabajo te da esperanza, te hace sentir bien, te ayuda a crecer, a encontrar tu alma y a recargarla. Esta fue la primera vez que interactué tan de cerca con niños que tienen parálisis cerebral, autismo y síndrome de Down. Me di cuenta que estos niños son hermosos, felices y siempre sonríen. Hay mucho que aprender de ellos”, cuenta Uday Khambadkone, uno de los fotógrafos del taller , que tuvo lugar en la Universidad San Francisco.
‘Truth With A Camera’ es un proyecto que, con la participación de fotógrafos documentales, fotoperiodistas, aficionados y personas interesadas en trabajar junto con ONG -todos armados con cámaras-, busca ayudar a gente necesitada, contar su historia, y lograr un cambio social a través de la fotografía. “El fotógrafo es la voz para la gente que no la tiene, y la fotografía es una herramienta para mostrar la verdad. Somos, de corazón, narradores de historias y queremos mostrar el problema”, cuenta conmovida Caroline Bennet, una de los ocho talleristas.
El proceso que cada fotógrafo siguió incluyó una semana de convivencia con las familias, para lograr su confianza, conocerlas, enterarse de qué es lo que hacen las ONG para ayudarlos y mostrar su cotidianidad y sus desafíos.
“La confianza es la llave de todo”, dice James Gregg, fotógrafo que trabajó con una familia beneficiaria de la Fundación General Ecuatoriana, que apoya a niños con discapacidad mental.
Micah Escamilla, otra integrante del taller, compartió el día a día de Sara y su hijo Esteban. “Su historia pesó en mi corazón. Su silenciosa fuerza y su tierna cara estarán conmigo siempre. Estoy agradecida de haberlos conocido y de haber escuchado su historia”.
Este proyecto que busca las verdades con una cámara nació en México hace 14 años y su co-director Stephen Katz y el instructor Dave Ellis, junto con el reconocido fotoperiodista Josh Meltzer, decidieron traerlo a Ecuador.