José Romero, cuidador de una finca en Chone, indica el área donde murió una de las reses afectadas por los tábanos. Otros animales de esa zona están contagiados. Fotos: Katherine Delgado para EL COMERCIO
En las fincas ganaderas de Chone sigue la preocupación por las muertes de bovinos ocasionadas por el mal de la mosca tábano.
Según Agrocalidad, el tábano es el causante de la transmisión de la enfermedad tripanosomiasis, que se introduce al organismo del bovino a través de la picadura de la mosca. Genera un parásito que ataca a los glóbulos rojos y le hace perder sangre, señala José Vega, veterinario de Chone.
Los técnicos identificaron que la mosca busca las partes expuestas del semoviente para introducir la ponzoña. Además se ha identificado a la mosca hembra como la causante de la transmisión.
El primer caso se presentó hace ocho meses. Según los ganaderos, la enfermedad ha causado la muerte de 600 reses, mientras que el ente estatal Agrocalidad habla de 40.
La diferencia de cifras se explica por la cobertura realizada a las diferentes fincas. Los ganaderos señalan que no abarcó todas las propiedades afectadas por esta situación.
Los técnicos acudieron a las zonas donde hubo brotes donde tomaron muestras. Luego se hicieron pruebas de laboratorio que dieron positivo.
Sin embargo, para corroborar las cifras se ha pedido que visiten más zonas en coordinación con los afectados, dijo Edgardo Moreira, presidente de la Asociación de Ganaderos de Chone. El 25% de la población ganadera de Manabí, que equivale a unas 250 000 reses, está en este cantón. Sus dueños están preocupados porque no saben cuántas podrían perderse por esta enfermedad. El ganado más atacado es el lechero.
Además, para contrarrestar el incremento de este mal se propuso una acción conjunta entre Agrocalidad y los ganaderos. La idea es que ambos se unan para llegar a más fincas ganaderas, con el fin de hacer los análisis y combatir a la mosca que transmite el parásito, comenta Rodrigo Mena, coordinador zonal 4 del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
Cada propietario invierte entre USD 80 y USD 100 en el tratamiento de un vacuno y pierde USD 1 500 cuando muere un ejemplar, según cálculos de los ganaderos afectados.
José Zambrano es uno de ellos. La semana pasada sufrió la muerte de su tercera vaca. Él cuenta que el mal se inicia con el decaimiento del animal luego hay fiebre y, al final, sufre un cuadro severo de deshidratación. Al cuarto día, el semoviente murió, pese a los tratamientos médicos para reanimarlo. Los otros dos animales tuvieron muertes similares.
Carlos Solórzano, otro de los afectados, dice que ha perdido 200 reses. Para él, hace falta una mejor capacitación para tratar la enfermedad, pues los ganaderos emplean métodos empíricos que en unos casos funcionan y en otros no.
El número de casos tiende a subir, pues las defensas de las reses bajan en esta época por la variación climática.
Como efecto colateral, la producción de leche cae. José Zambrano dejó de recoger 100 litros porque cuatro vacas lecheras siguen enfermas y, pese a los tratamientos, los animales no se recuperan.
El presidente de la Federación Nacional de Ganaderos, Rubén Párraga, señala que es una enfermedad nueva que ingresó con el ganado de contrabando de Colombia. De hecho, los primeros casos se presentaron en la parroquia La Tola, del cantón Eloy Alfaro, en la provincia de Esmeraldas, zona fronteriza con el vecino país.
Patricia Cabrera, quien lidera la Corporación de Ganaderos en esa provincia, aseguró que fueron 100 los casos reportados hace dos años.
Para controlar su expansión, los ganaderos contrataron a expertos colombianos. Ellos, a partir de lo sucedido en su país tenían más experiencia para manejar esa enfermedad.
Así, por ejemplo, consiguieron medicamentos que combatieron el parásito y también agentes químicos para fumigar las zonas con los brotes.
El resultado de esta acción es que -en la actualidad- se mantiene controlada a la mosca del tábano, agrega Cabrera.