Redacción Guayaquil
Caña de azúcar, piñón y palma africana. Más allá de simples productos agrícolas, son la materia prima para la elaboración de biocombustibles.
En el país, los proyectos aún no despegan. Pero ya hay avances en el sector de bioenergía. Ese fue uno de los temas del primer Congreso Internacional de Biocombustibles, organizado por la Escuela Politécnica del Litoral.
El subsecretario de Agricultura, Donald Castillo, explicó el plan para la fabricación de biodiésel con etanol, alcohol que se extrae de la caña de azúcar.
En el país hay 130 000 hectáreas de caña sembrada. Según Castillo, se requieren 50 000 hectáreas solo para la extracción de etanol. “La demanda nacional de gasolina es de 14 943 000 barriles por año. La idea es mezclar parte de ese producto con etanol como aditivo al 5%”.
Uno de los planes a corto plazo es la venta de gasolina extra con etanol. Francisco Torres, director del Centro de Estudios del Medio Ambiente de la Espol, explica que en una primera fase se expenderán 400 000 galones por día de la mezcla. El consumo diario de la cuidad es de 1 800 000 galones.
La producción de aceite de palma africana es otro de los puntales del plan de bioenergía del Gobierno. Actualmente, se producen 370 000 toneladas métricas de aceite de palma y hay un excedente de 160 000 toneladas, lo que se podría emplear en la formulación de biocombustibles.
El piñón es el tercer componente. La empresa La Fabril lidera un proyecto piloto para la obtención de aceite de jatropha. Para esto, cuentan con una plantación de 30 hectáreas.
Pablo Burbano, gerente de mercado inclusivo de La Fabril, asegura que por ahora están analizando los ecotipos del piñón para determinar cuál es la especie más productiva. “La meta es ofrecer una variedad para logar un manejo comercial del piñón”.
Según estudios del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), en el país hay unas 100 hectáreas de piñón, que crecen en cercas vivas.
Otro de los planteamientos del Congreso fue el beneficio social de la siembra de estos productos para las zonas rurales. Lourdes Luque, otra de las expositoras, señala que el biodiésel no solo aliviaría al medio ambiente, sino que también mejoraría las condiciones de vida en el campo, a través de la generación de empleo.
No obstante, recalca que es necesaria una política que regule el cultivo de los productos base para la generación de biomasas. “Hay que controlar el área de siembra, porque no sería bueno que corten los bosques por cultivar piñón o caña de azúcar”.