En estos días, la administración municipal capitalina cumplirá tres años en funciones. De la mano de Alianza País, el Dr. Augusto Barrera accedió a la Alcaldía. Las ofertas de campaña fueron numerosas y se achacaba a las anteriores administraciones de todos los males de la ciudad. Se ofrecía una verdadera transformación. Pasado el tiempo lo que se ha revelado es una falta total de calidad en la gestión de la administración edilicia, que muy poco tiene para mostrar a la ciudadanía. En la propaganda del Cabildo, aparecida con motivo de permanecer tres años en el cargo, se señalan tres proyectos mayúsculos: el nuevo aeropuerto, el nuevo parque de la ciudad y el metro. Habrá que decir que los dos primeros son obras de las administraciones anteriores, en las que el actual Alcalde formaba parte del cuerpo edilicio. Se deberá destacar que, como lo señala en una entrevista concedida a este Diario, las obras de acceso al nuevo aeropuerto están retrasadas y “eso podría aplazar el inicio de las operaciones”. Pero la coordinación, contratación, decisión sobre esta materia correspondía a la Alcaldía; y, tres años es bastante tiempo como para no haber brindado soluciones que se encuentren a la vista de todos.
Sobre el parque, todo está en el papel. Deberemos esperar el traslado del actual aeropuerto para que empiecen las obras ofrecidas, todo con el retraso al que ha coadyuvado esta administración. En cuanto al metro, nadie puede negar la necesidad de la ciudad de contar con un transporte que dé solución a los problemas de movilidad. Pero a la gente hay que hablarle en forma franca y no entregarle ilusiones. Las cifras que indican las autoridades para construir el metro, no se aproximan en lo más mínimo a los precios referenciales por kilómetro de estas instalaciones en otras partes del mundo. Quizás nos suceda como en Río de Janeiro, en que la construcción lleva 15 años y recién se apuran por la cercanía del Mundial. Y ni qué hablar de la tarifa, si esta llegaría a valer 25 centavos se deberá buscar desde ya de dónde vendrán recursos que la subsidien.
Del resto de la gestión todo corresponde a trabajos que son propios de los cabildos, que siguen por inercia, con la espesa maquinaria burocrática. No existe nada que nos haga prever que estamos enfrentando los grandes desafíos que tiene la ciudad. No se ve una proyección de una urbe pujante, encaminada al desarrollo, con bienestar de sus habitantes.
El Burgomaestre se defiende de las críticas diciendo que tiene un importante apoyo de la ciudad. Puede ser, no hay que ponerlo en duda. Pero habrá que ver cuánto de ese apoyo no es reflejo del respaldo al oficialismo. Dicen los datos de prensa que en la última reunión del movimiento gobiernista se escucharon silbatinas en su contra. Ojalá escuche las críticas internas, porque al parecer le tiene sin cuidado lo que piensan las personas que no le expresan su apoyo. No vaya a ser que, ante la mediocre gestión, decidan bajar el pulgar.