Gregorio Moreno Camacho
Veo el calendario y me doy cuenta que ya vamos tres años de Gobierno de la revolución ciudadana.
Tengo que confesar que esa noción me ha causado confusión, ya que significa que llevo ya tres años sin saber cuál es la tendencia o ideología política del Gobierno.
De entrada descartemos la posibilidad de que sea un Gobierno pragmático, porque sencillamente sabemos que no lo es.
Con eso, me pregunto: ¿estamos viviendo un Gobierno de izquierda o de derecha? En el papel, se decía -allá por el año 2007- que era un Régimen de izquierda.
Pero con la caída de Fander Falconí se evidencia que la ideología de izquierda ya no es la que domina, si es que alguna vez dominó, Alianza País.
Las voces pesadas de Carondelet -léase Alvarado (s) y Mera- no tienen gota de izquierda en su sangre. Gente como Javier Ponce, Fernado Bustamente o el mismo Gustavo Jalkh han pasado de ser personas llenas de ideas (muchas de ellas de izquierda) a ser personajes sin identidad.
Tanto así que no hay ninguna sorpresa en el hecho de que dos personas que sí tenían ideas definidas hayan salido por la puerta de atrás del Gobierno; me refiero a Alberto Acosta y a Fander Falconí.
Una vez más pregunto, ¿es este un Gobierno de izquierda o de derecha?
Para bien o para mal, me parece que hay que reconocer la integridad que tienen Acosta y Falconí, estemos o no de acuerdo con sus ideas.
Si el país estuviera a cargo de gente que cree en sus ideas como ellos, por lo menos podría responderme a mí mismo la pregunta inicial acerca de la tendencia política del Gobierno. No quiero decir si el país estaría bien o mal, pero habría coherencia e integridad.Y eso ya sería un paso enorme.
Pero lamentablemente al Gobierno no lo dirige gente con ideas firmes, esa gente es la que sale del Gobierno. La que se queda es la otra gente, la que dice una cosa distinta cada sábado.
Lo más probable es que este simplemente sea un Gobierno a secas, sin dirección, sin tendencia y sin ideas. Un Gobierno cuya única convicción firme e ideología es el poder.
¿Qué nuevo Estado?
Gustavo Chiriboga
La Función Ejecutiva domina y absorbe a las demás funciones del Estado.
Esto obliga a un cambio en el organigrama estructural del mismo, en el que conste que del Poder Ejecutivo dependen las demás funciones, ahora obsecuentes y sumisas hacedoras de los deseos de Carondelet, aunque la Constitución habla de la obligatoria independencia entre ellas como lo estableció el pueblo.
Se celebra el tercer año de la revolución ciudadana en el poder, y ojalá reconozcan el fiasco que su Gobierno ha sido para el país: promesas incumplidas, falsedades, engaños, desempleo, mayor pobreza, apagones, improvisaciones, mediocridad, despilfarro de recursos, publicidad intoxicante con los mismos recursos del pueblo para posicionar falsedades que atentan contra las realidades de los ecuatorianos, presupuesto deficitario en abundancia, negociados, corrupción, abusos, insultos, peyorizaciones a la integridad moral y ética de los ciudadanos que no piensan como el Gobierno.
En fin, en estos tres años, el país en vez de adelantar ha retrocedido, para muestra un botón: en la Dirección de Extranjería reina el caos, tanto para los usuarios, como para lo abogados que deben obtener las visas para sus clientes.
Se les exige una cantidad de requisitos que no están previstos ni en la Ley ni el Reglamento.
Pero sin más ni más se llega al colmo de unir en matrimonio a cubanos y cubanas con ecuatorianos y ecuatorianas que ni siquiera se conocen, con las consabidas trampas para que unos se radiquen en el país, y otros realicen censos y encuestas en las ciudades de las provincias no sé con qué propósitos.
De estas perlas, el Gobierno nada dice en sus monólogos sabatinos, en los que ahora ya sabemos que solamente asisten con medidas extremas de seguridad, servidores públicos que lo van a aplaudir obligadamente por sus abusos, informes viscerales e insultos a los ciudadanos que no piensan como el Presidente: con grandes costos para el presupuesto nacional por la movilización de ministros, subsecretarios, asesores, directores, guardaespaldas, choferes, autores del guión presidencial.
Cuánto despilfarro en estos tiempos de involución ciudadana.