Buenos Aires, DPA
A pedido del presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona, el cuerpo técnico de la selección argentina ingresó en una tregua, luego de una semana belicosa en la que se hicieron públicas las diferencias entre el manager Carlos Bilardo y el ayudante de campo Alejandro Mancuso.
Mientras el entrenador de la “albiceleste”, Diego Maradona, mantiene bajo perfil por la sanción que le impuso la FIFA (vence el 15 de enero), el resto del cuerpo técnico tensó la convivencia con declaraciones cruzadas que auguraban una renuncia como desenlace.
Con el correr de los días, parecía que el panorama sólo podía empeorar, sobre todo si Bilardo cumplía su amenaza de revelar el lunes en su programa de radio lo que -advirtió- sabía de Mancuso, algo que finalmente no sucedió por expreso pedido de Grondona.
El presidente de la AFA organizó una reunión en el predio que la selección tiene en Ezeiza en la que reunió a Mardona, Bilardo y Mancuso y les exigió que aclaren las diferencias. El encuentro terminó en la noche del lunes y estuvo dividido por partes.
En un primer momento, Grondona les habló a todos, se realizó un balance de desempeño del equipo y luego exhortó a Bilardo y Mancuso: “Hay que arreglar esto, basta”. Bilardo y Mancuso charlaron a solas durante una hora y acordaron una tregua, algo así como un matrimonio por conveniencia.
“Hablamos de lo que estaba bien y lo que estaba mal”, dijo el ex entrenador del seleccionado en México 1986 e Italia 1990, el más debilitado en esta guerra dialéctica. “Aclaramos de frente qué fue lo que dijimos y qué tergiversó la prensa. Yo, con Diego (Maradona), estoy a muerte desde el 83 y ahora en lo único que pensamos es en el Mundial”, aseguró Bilardo ante los periodistas.
Hace diez días, Mancuso dijo que con Bilardo casi no tenía relación, pero sí unas cuantas diferencias, en una entrevista con el diario Clarín. El ex entrenador respondió con una amenaza: “Voy a hablar en mi programa de radio, el lunes. Le voy a dedicar una hora a Mancuso. Me callé un año, no me callo más. Al que me habla lo mato”.
Ante el reto de Grondona, los protagonistas se tranquilizaron pero la tensión sigue latente, más teniendo en cuenta que a partir del 15 de enero (cuando termine la sanción) Maradona volverá a hablar con la prensa. “Quedó todo clarito. Nos planteamos las diferencias con Mancuso y nos dijimos todo.
Los jugadores se pueden quedar tranquilos porque ya está todo aclarado. Pero lo que hablamos queda entre nosotros, como siempre hice a lo largo de mi carrera ¿Si algo garantiza que esto no vuelva a ocurrir? No, la verdad que nada garantiza nada”, dijo Bilardo.
En medio están los jugadores, con Juan Sebastián Verón y Javier Zanetti a la cabeza, que claman por la paz. Los futbolistas primero se ilusionaron con Maradona como entrenador, sin embargo al poco tiempo el entusiasmo quedó de lado ante la falta de trabajo y de planificación del cuerpo técnico.
Pese a su título mundial de 1986 y el subcampeonato de 1990, Bilardo tampoco parece la figura capaz de imponer orden en la “albiceleste”, cuyos jugadores no conectan con un hombre al que, presa del insomnio, ven caminando en pijama por los pasillos de los hoteles en los que se concentra la selección. De momento, los integrantes del cuerpo técnico acordaron “tirar todos para el mismo lado”, pero cuando Maradona hable, podría haber novedades.