Redacción Sociedad
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Su brazo izquierdo comenzó a temblar y a perder movilidad. Nunca sospechó que sus molestias eran síntomas de Párkinson. “Acudí a un neurólogo y me dijo que tenía áarkinson”, dice Jorge Benalcázar, de 64 años.
Esta enfermedad crónica-degenerativa del sistema nervioso ataca al 1% de los adultos mayores de 65 años. “Afecta a una zona del cerebro llamada sustancia nigra, en el mesencéfalo (porción del tronco cerebral)”, explica Marcelo Díaz, neurólogo.
Benalcázar presentó indicios de Párkinson hace seis meses. Y asegura que la noticia no alteró su vida diaria. “Cada mes gasto USD 200 en medicamentos”.
El Párkinson se caracteriza por la pérdida de células nerviosas que controlan los movimientos musculares. Estas
Las recomendaciones
Una alimentación rica en frutas, verdura y lácteos ayuda en la prevención de las enfermedades. Se debe tomar entre ocho y 10 vasos de agua al día.
Adapte los artículos de aseo y otros para facilitar su uso. Utilice jabón líquido o esponja con mango largo. Sujete con ambas manos los objetos.
En la Fundación del Párkinson, en Quito, el paciente recibe charlas gratuitas y terapias. Para contactos llame al 09 415 8961 o escriba al e mail endiamarcjaime@yahoo.es.
células producen dopamina, una sustancia química encargada de enviar señales desde el cerebro para coordinar los movimientos.
Cuando el 80% de estas neuronas envejece o muere, se evidencian los primeros síntomas de la enfermedad. El temblor en reposo, rigidez, lentitud e inestabilidad son los más comunes.
“El Párkinson no es genético ni hereditario”, asegura Jorge Moncayo, neurólogo del Hospital Eugenio Espejo, de Quito, sobre esta enfermedad. Precisamente, ayer se recordó el Día Mundial de esta afección.
Aunque Martha Jarrín, paciente con Párkinson, explica que un tío de su mamá también tuvo la enfermedad incurable. “Cuando me enteré que tenía la afección me deprimí”, confiesa la ex contadora de un organismo internacional.
Juan Francisco Lasso, neurocirujano del Hospital Pablo Arturo Suárez, de la capital, anota que el trauma (golpe) también es una posible causa para que se desarrolle la dolencia. “Existen algunos medicamentos que, usados por mucho tiempo, pudieran provocar la enfermedad”.
Pero Moncayo descarta que el Párkinson se produzca por traumas. Afirma que no hay evidencias claras de que los golpes constantes y severos tengan relación con la enfermedad.
El tratamiento para el mal neuro-degenerativo es costoso. Así lo sostiene Hilda Varela. La profesora jubilada recibe USD 300 de pensión. Y destina USD 200 para adquirir los medicamentos que calman su afección. “Dictaba clases de planificación en el Instituto Manuela Cañizares”, recuerda la maestra de 74 años.
¿Cuál es el tratamiento adecuado para curar el Párkinson? El galeno Marcelo Díaz comenta que en principio receta a sus pacientes dopaminérgicos. Estos actúan como simuladores de dopamina. Suplen la sustancia que no genera el cerebro. Pero con el paso del tiempo la medicación pierde eficacia porque la enfermedad también avanza y sigue matando más neuronas.
“En ese caso se cambia de medicamento o se incrementa la dosis”, indica Díaz. Él atiende a 177 personas con esta afección. Además, refiere que es el neurólogo que atiende el mayor número de pacientes con este mal en el país.
Los tres profesionales coinciden en que las personas que padecen la enfermedad de Párkinson no mueren por esa causa. Sino por los efectos colaterales de la dolencia. Por ejemplo, su deglución es lenta y pueden pasar trozos de comida a los pulmones y causar neumonía.
Jarrín dice temer el futuro. Ahora sus complicaciones son leves. Su pierna tiembla poco, le dificulta para conducir. Y es cumplida con sus medicinas. “Me dio una embolia pulmonar. Dejé de realizar ejercicios”.
En cambio, el mal de Hilda Varela avanza rápidamente. Sostiene que hace un par de meses tuvo una severa caída que lesionó su brazo. Además, no puede mantener su cabeza con firmeza y sus manos no paran de temblar. Su hermana le asiste y le da ánimo.