En la avenida de Los Granados usuarios hacen fila para tomar el transporte que los conduce hasta el sur de la ciudad. Foto: María Isabel Valarezo/EL COMERCIO
La fila de personas ocupa una cuadra de la avenida de Los Granados en el norte de Quito. Mientras llegan se forman para espera los buses o busetas que van por la Simón Bolívar hasta Chillogallo o Guajaló en el sur de la ciudad.
Elisa Guerra, usuaria de este servicio, prefiere tomar este tipo de vehículos ya que le lleva menos tiempo llegar al sur. Ella vive en Machachi. El tiempo promedio del recorrido es de 45 minutos a diferencia de la Ecovía que se demora una hora 20 minutos, aproximadamente, hasta la parada ubicada en la Terminal de Quitumbe.
La tarifa de este servicio por lo general es de USD 0,50 en las busetas y en los vehículos particulares USD 1. Sin embargo, este valor varía en ocasiones. Paulina Ruiz trabaja por el sector y todos los días utiliza este servicio de transporte. Ella comenta que cuando no hay busetas los carros particulares cobran hasta USD 2. Pese a esto, los usuarios optan por este transporte ya que tienen más comodidades a diferencia de los otros buses de servicio público que van por toda la ciudad.
Jonathan Analuisa toma estos vehículos cuando debe llegar temprano a su casa. Él comenta que la mayor dificultad es que en ocasiones debe esperar más de 20 minutos por una unidad. “Muchas veces llegan busetas, buses o vehículos particulares. Pero, los agentes metropolitanos de Tránsito no dejan que se estacionen en la calle. Esto ocasiona que las personas tomen otros medios de transporte, como buses, hasta la Marín o la Ecovía.
El 14 de abril de 2015, los conductores de la compañía Trans Periféricos, entidad que opera con las rutas por la avenida Simón Bolívar hacia el sur, Granados, Cumbayá y Calderón, bloquearon la entrada de Carapungo a la altura de la Panamericana Norte. El objetivo fue pedir la legalización de su trabajo ya que en varias ocasiones los agentes metropolitanos de Tránsito han parado sus recorridos, incluso varios conductores estuvieron presos.
Los vehículos particulares de transporte por lo general se estacionan 200 metros más arriba de la fila de personas para evitar la aglomeración. Las personas rompen la fila y corren apresuradas para subirse al carro ya que solo pueden viajar cinco personas incluido el chofer.
Elisa, por ejemplo, espera que llegue una buseta o un bus y no sale de la fila. “La mayoría de las personas respeta el turno de cada uno. Además, es importante que la gente no se empuje para evitar accidentes”, dice Guerra mientras espera movilización. El servicio de transporte público que circula por esta ruta opera en las horas pico. De acuerdo a los usuarios los buses solo hacen el recorrido hasta las 19:30.
Además, frente al nuevo intercambiador de las Granados, que se construye a la altura de la avenida Simón Bolívar, hay una parada improvisada en la que las personas esperan los buses que van al sur o a Cumbayá. Paulina Mora, estudiante, comenta que los carros por lo general llegan a la parada casi llenos. Pero hay busetas que salen vacías desde la calle De las Azucenas y recogen a los usuarios durante el trayecto.