Red. Santo Domingo
Los racionamientos de energía en Santo Domingo de los Tsáchilas causan demora en el transporte de agua en tanquero. Con este servicio se llega a sectores urbanos y marginales.
Los tanqueros se abastecen en la planta de tratamiento de agua potable de esta ciudad. Pero para llenar sus depósitos, es necesaria una bomba, que funciona con energía eléctrica. Este equipo pertenece a la Empresa Municipal de Agua Potable (Emapa).
Luis Uriarte es uno de los propietarios de los tanqueros con capacidad para 9 m³. Es un antiguo camión Ford del año 80. Él y otros 32 socios pertenecen a la cooperativa Líder Servicios. “Para no detener nuestro negocio, la organización decidió comprar una bomba que funciona con diésel” .
Pese al uso de la succionadora, la demora para llenar los tanqueros persiste. Eso, porque el diámetro de las mangueras para la bomba es de dos pulgadas y los tubos, con los que Emapa abastece a los tanqueros, de cinco.
No todas las cooperativas de tanqueros tienen su bomba propia. Los socios de las compañías Bombolí y Ferage deben esperar el regreso de la energía para llenar sus tanqueros. A ellos se suman los transportadores de agua particulares.
Antonio Chásig conduce un tanquero para 15 m³ de la compañía Hidalgo & Hidalgo. Esta empresa está a cargo de la construcción de la carretera Santo Domingo–El Carmen (Manabí). “El agua es para los trabajadores de la compañía. Se usa para la alimentación y el aseo”.
Otro de los conductores es Ángel Alulema. Él no pertenece a ninguna cooperativa y tampoco tiene bomba propia. Por esta razón, disminuyó los viajes de cuatro a dos. Él dice que mientras no se normalice la distribución de energía habrá problemas en la distribución.
No obstante, el uso de la bomba no incidió en el costo de este servicio. Según Oswaldo Bermeo, por entregar 13 m³ de agua, él sigue cobrando USD 20.
Él entrega el líquido a instituciones bancarias del centro de Santo Domingo, al igual que universidades y barrios marginales. Este transportista disminuyó de ocho a cinco viajes por día, por las demoras en el bombeo.
La falta del líquido vital obliga a los usuarios a contratar tanqueros. Se paga entre USD 10 y 25 por cada uno. El agua que se guarda en las cisternas dura unos 15 días, todo depende del número de ocupantes de las viviendas.
Inés Alcívar habita en la cooperativa Cristo Vive, desde hace siete años. Junto a su vivienda tiene un pozo de 16 metros de profundidad. Cuando el pozo se seca en verano, no le queda más que acudir a los tanqueros, como el resto.