Hugo Carro. Periodista
Redacción Deportes
En Argentina, el Estado adquirió los derechos de transmisión del fútbol y dejó sin negocio a la TV por cable. ¿Cómo entender este hecho en una región tan futbolizada como Latinoamérica?
Es curioso que el Gobierno prácticamente triplique la oferta realizada por la televisión por cable y pague USD 157 millones por una década a la Asociación de Fútbol Argentino (AFA). Este hecho más bien parece un acto electoral populista y, más aún, en un país que respira fútbol. Esto aparece justo en el momento en que existan protestas por las políticas agrarias del Gobierno.
¿Cuál es el negocio del Estado al adquirir algo tan cotidiano como la posibilidad de ver un partido de fútbol?
La programación y la transmisión del fútbol representa un buen negocio en Latinoamérica. Es por eso que en países como Uruguay, por ejemplo, Paco Casal maneja el negocio. Pero en Argentina es desconcertante que el Estado pague cifras exorbitantes. En este caso, el Estado debió licitar los derechos de TV. Esto tomando en cuenta que el dinero le pertenece al pueblo.
¿Por qué está aquí?
Su experiencia. Ha ejercido el periodismo por 30 años en diarios, radios y televisión. Colaboró hasta 2007 en la BBC. Capacita y dicta talleres de periodismo.
Su punto de vista. La transmisión de determinados partidos fragmenta la realidad para el televidente que sigue el fútbol.
Entonces, ¿existe un conflicto de intereses cuando se involucran el Estado y la TV?
El ejemplo es Argentina. La AFA terminó un contrato de 18 años con Televisión Satelital Codificada (TSC), cuyos dueños son la empresa Torneos y Competencias (TyC) y el Grupo Clarín. Ellos poseían los derechos de transmisión de los partidos del torneo local. Es curioso, pero el poderoso grupo de medios Clarín, que edita el diario del mismo nombre y Página12, entre otros productos, es el principal crítico de gobierno de Cristina Fernández y su esposo Néstor Kirchner.
¿Hasta qué punto el Estado debe tener injerencia en la programación de la televisión, en este caso deportiva?
En el fútbol hay intereses muy fuertes y se juegan millones de dólares. Pero en algunos casos el Gobierno debe intervenir para preservar el interés público.
¿Uno de esos casos es precisamente el fútbol?
La gente de nivel medio sí tiene posibilidades para adquirir el sistema de TV por cable. Pero para el ciudadano común, para el que siempre va al estadio, a veces, es imposible observar un partido. Esto ocurre porque solo un canal tiene los derechos exclusivos. En el caso de los juegos de eliminatorias, por ejemplo, debería abrirse la señal. Todos tienen derecho a disfrutar del fútbol.
En Ecuador, se intentó crear el canal del fútbol. ¿Es pertinente algo así si se toma en cuenta que solo tres canales transmiten el fútbol?
En Ecuador ocurre un fenómeno extraño. Resulta que la Selección juega en el estadio Atahualpa, pero el televidente no puede observar el fútbol pese a que ya se han vendido las 38 000 entradas. Pero lo más grave pasa en los partidos del torneo local. Ahí, se llega al extremo de la desprolijidad: cuando comienza el partido, la cámara se dirige a la tribuna. Esto ocurre porque pocos canales tienen los derechos de determinados equipos y se limitan entre ellos la difusión.
Sin embargo, en los juegos de local de Ecuador, la Asociación de Canales de Televisión transmite el partido para la mayoría del país.
Es cierto. Pero si el televidente está en Quito (sede del partido) desconoce hasta última hora sí observará el cotejo. Esto es otro irrespeto para el televidente.
Entonces, ¿se podría decir que esas acciones son un irrespeto al televidente?
Más allá de un irrespeto, el problema es que no existe conciencia ciudadana. Si los espectadores apelan a sus derechos, el canal se queda sin ‘raiting’. Cuando se observa a los jugadores cantando el Himno Nacional o se observa al árbitro en el centro de la cancha y, de pronto, hay un corte abrupto existe un menosprecio al televidente. Ahí, el cliente debería cortar su fidelidad al canal. Incluso, en algunos casos, los canales muestran deficiencias.
¿Cómo cuáles?
Cuando la televisión presenta una imagen congelada de los hinchas durante el desarrollo de un partido, hay una falta de respeto. Pero también existe una estafa al televidente en el momento en que se escucha un relato radial. Es una estafa y algo burdo.
Ante esto, ¿cómo puede reaccionar el televidente?
En el país hace falta una cultura del reclamo. No creo que debemos andar con una metralleta, pero la gente no reclama. El tema más complejo para el aficionado es ver con claridad el objetivo del canal de televisión.
En el país los canales solo repiten imágenes de los partidos de los que poseen los derechos. ¿Cuál es la solución al problema?
Una forma para solucionar el inconveniente pudiera ser que los canales se reúnan con la Federación y discutan el caso. Pero también los canales deben mostrar una oferta atractiva, y de esa forma se asegurarían la fidelidad de sus televidentes.
Con estos detalles, ¿hay algún camino para lograr la fidelidad del televidente?
Más allá del ‘raiting’, los canales deberían tener acceso a todo el material del fútbol. Es decir, al resumen de todos los partidos. De lo contrario, se fragmenta la realidad. Luego, en el futuro, pudiera ocurrir que un jugador famoso estará vetado. Y, esto, solo por los derechos de transmisión.