La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) impulsa la campaña ‘Bájale al ruido en Quito. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Cuando hay congestión en el tránsito vehicular, el pito, claxon o bocina es una herramienta de alerta para otros usuarios viales y, en muchos casos, se vuelve una fuente de ruido excesivo e injustificado.
Entre más tiempo una persona está expuesta al ruido, más riesgos corre de sufrir efectos en su salud, como la pérdida de la audición. Uno de los principales efectos del ruido es el estrés, que antecede a enfermedades gástricas, por ejemplo, según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por eso, la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) impulsa la campaña ‘Bájale al ruido’, que se realizará de forma permanente, para concienciar sobre el mal uso de este dispositivo.
Lo hacen con llamadas de atención de los agentes y los personajes ‘Beto Control’ y ‘María Prudencia’, que visitan varias calles de la ciudad para hacer un llamado a la gente de mejorar las normas de convivencia vial. Uno de sus mensajes, según la AMT, es “utiliza la bocina solo para evitar situaciones de peligro”. Así se busca que los conductores de todo tipo de vehículos comprendan los efectos negativos de la contaminación auditiva.
Pero, además, el uso excesivo de esta herramienta de un vehículo es causal para sanciones que contempla el Código Orgánico Integral Penal. El artículo 392.1 dispone una multa del 5% de la remuneración básica unificada y una disminución de 1.5 puntos en la licencia de conducir, por el uso inadecuado y reiterado del pito u otro dispositivo sonoro. Por esta causa en el 2019 se han sancionado a 172 conductores.
El artículo 391.9 dispone una multa del 10% de la remuneración básica y la pérdida de tres puntos de la licencia si una persona instala sin autorización sirenas o balizas en vehículos particulares.
La Agencia Metropolitana de Tránsito señala que en enero de este año se multó a 172 personas por la primera causa y a nueve, por la segunda. Es una cifra considerablemente menor comparada con enero del 2016, cuando hubo 748 y 16 sanciones, respectivamente, en el primer mes del 2017. La cifra también fue mayor en el 2017 y 2018.