Así lucían las calles a la salida del concierto de Daddy Yankee, en el coliseo Rumiñahui, el pasado 11 de agosto. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
El anuncio de un concierto en el coliseo General Rumiñahui es augurio de demoras en el tráfico. El sector donde está ubicado, La Vicentina, es un punto importante en la conexión de Quito.
La capacidad del escenario es de unos 13 000 espectadores, mientras que el estacionamiento puede albergar a 520 autos, según Antonio Guevara, vicepresidente de la Concentración Deportiva de Pichincha. Agrega que en el coliseo hay uno o dos espectáculos por mes, en promedio.
La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) tiene preparado un operativo vial para los constantes espectáculos que se realizan en ese escenario. Participan 87 agentes que suelen acudir a la zona con cuatro horas de anticipación y se retiran cuando todo finaliza, según Julio Puga, director de Operaciones de la AMT.
Según el funcionario, en ciertos casos se oferta estacionamiento en el parque Itchimbía y transporte gratuito al coliseo. Además, se coordina con otras unidades municipales como la Empresa de Pasajeros, para ofrecer transporte público y así conseguir que menos gente acuda a la zona con sus autos. Puga recalca que, por la disponibilidad de estacionamientos y por el aforo, el impacto en la movilidad es menor ahí que en el estadio Olímpico Atahualpa.
Según Guevara, en el estadio pueden ingresar 32 000 personas para un concierto. Pero si se trata de un partido, el aforo es para 35 258, como consta en la página web de la Federación Ecuatoriana de Fútbol.
En ese estadio, el problema de los estacionamientos es mayor porque, aunque cuenta con 364 espacios, estos no se habilitan cuando ha habido alta venta de boletos para conciertos o partidos, por un asunto de seguridad y de gestión de riesgos, explica Puga.
En ese sector, el Municipio recomienda a los espectadores dejar sus vehículos en los ocho estacionamientos del parque La Carolina, que suman 610 plazas. Algunos suelen dejar sus vehículos en estacionamientos privados de centros comerciales cercanos, aunque allí hay restricciones.
La avenida Naciones Unidas suele ser peatonal desde la calle República de El Salvador hasta la vía 6 de Diciembre. Pero, además, se impide la circulación a vehículos en las calles ubicadas detrás del estadio. Solo pueden ingresar quienes demuestran que habitan en ese sector.
Para lograr ese operativo, unos 400 elementos de la AMT trabajan tanto en el control de vías cerradas como en escolta a caravanas de los equipos de fútbol que jugarán.
Existen otros escenarios en donde se realizan conciertos, encuentros religiosos o eventos deportivos, como los estadios del Aucas o de LDU.
El primero tiene un aforo de 18 000 espectadores y ofrece unos 750 espacios para parquear, según Jaime Bowen, dirigente del equipo. Para septiembre hay una reservación para hacer allí una teletón.
En el caso de la Casa Blanca, hay 1 280 estacionamientos. El único concierto que allí se ha realizado fue el de Paul McCartney, pero suele haber reservas para encuentros religiosos, según Julio Álvarez, gerente de Proestadio.
Álvarez explica que en esa zona no hay tantos trancones como en el Rumiñahui o el Atahualpa porque, además de los estacionamientos del estadio, también hay espacios en calles aledañas, en el parqueadero de borde de pico y placa y en el Condado Shopping.
Actualmente no existe un registro oficial de plazas de estacionamiento de la ciudad, según Carlos Armijos, gerente de Terminales y Estacionamientos del Municipio. Esta entidad tiene datos sobre los parqueaderos en la zona azul, los estacionamientos en los parques y de los edificios municipales del Centro Histórico.
El 22 de junio se aprobó una ordenanza para regular los estacionamientos. Hasta diciembre está previsto que se cuente con un censo, se elabore un reglamento y se defina la tarifa.