Los Topos fueron recibidos por el alcalde Gustavo Pareja, en Palacio Municipal de Otavalo. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO
Tras una semana de participar en las tareas de búsqueda y rescate de las víctimas del terremoto que azotó a Ecuador, el 16 de agosto de 2016, los legendarios socorristas Topos Aztecas se concentraron en Imbabura, en el norte de Ecuador.
Los famosos rescatistas, dirigidos por Héctor ‘Chino’ Méndez, acamparon en la ciudad de Otavalo, sede del Comando Nacional de la Organización Humanitaria. Llegaron 15 personas de varios países y se unieron con 30 colegas ecuatorianos.
Todos tenían una historia que contar, tras zambullirse entre los escombros de los edificios colapsados de las ciudades de Portoviejo y Pedernales, de la provincia de Manabí, en la costa ecuatoriana.
La peruana Karol Chaman, que pertenece a los Topos de su país desde hace una década, por ejemplo, empeñó sus joyas. No reveló la cifra. Pero, aseguró que con ello reunió el suficiente dinero para emprender un viaje en autobús, desde San Bartolo, situada a 50 km al sur de Lima, Perú, hasta el lugar del epicentro del sismo de 7.8 grados en la escala de Richter.
La socorrista, junto al mexicano Ramón Flores -sobrino de Méndez- están entre los más experimentados Topos del mundo. Se enteraron de la tragedia a través de las redes sociales, mientras capacitaban a un grupo élite del Ejército peruano, sobre técnicas de rescate.
Luciendo la indumentaria anaranjada, repleta de insignias que dan fe de sus actuaciones en diversos países en donde han ocurrido tragedias, se paseaban por el Palacio Municipal de Otavalo. Ahí fueron recibidos por el alcalde local, Gustavo Pareja.
Entre el grupo estaba la mexicana Marisol Álvarez, de 21 años. Ella lleva siete meses como rescatista. Es la primera vez que sale de su país. Lo que más le impresionó, tras el aterrizaje del avión en que vino hasta Guayaquil, cuenta, es que una niña, de aproximadamente 8 años, quien estaba aferrada de la mano de madre, le agradeció por venir a salvar a las víctimas del país.
“Se me salieron las lágrimas”. Esa actitud de los ecuatorianos que confió en nosotros me motivó a remover los escombros, superando el cansancio. A mi madre le debo el espíritu solidario de servir a los demás”.
Aunque físicamente los Topos estaban en Otavalo seguían por radio las novedades de las réplicas. El ecuatoriano Wilson Jaramillo, coordinador de los Topos en nuestro país, revisaba constantemente detalles en su teléfono. Hasta el mediodía se había contabalizado 889 movimientos telúricos.
El Chino Méndez, como un profesor, aprovechaba cada detalle para instruir a sus discípulos. Se trata de un grupo de camaradas que han trabajado juntos en Estados Unidos, Haití, Nepal, Chile, Perú, entre otros lugares, en donde han sido convocados por la tragedia.
La próxima escala de los Topos Aztecas será el cantón Ponce Enríquez, en la provincia de Azuay, en el sur del Ecuador.