Redacción Deportes
El silbato del árbitro Carlos Vera suena y Luis Fernando Saritama levanta los brazos. Esa última acción de Carlos Vera en el partido en el estadio Atahualpa causa el delirio de los jugadores azulgranas.
Son las 17:50 y el cielo empieza a oscurecer. Pero Saritama y sus compañeros apenas se preocupan. Es hora de festejar el bicampeonato del equipo azulgrana.
Saritama, el más querido de la afición y quien ayer salió al césped del estadio con la cinta de capitán, es uno de los más emocionados. Sus compañeros también están felices: empiezan a abrazarse, a gritar y a celebrar. En los graderíos también se escuchan cánticos, se observan abrazos y besos.
En la cancha, otros animados son el argentino Iván Borghello y el defensa Giovanny Caicedo. El argentino se pone una gorra de color naranja y empieza a saltar en la pista sintética del escenario.
Johvanni Ibarra también está feliz. El arquero titular del Deportivo Quito acaba de conquistar su sexto título en su extensa carrera y el segundo con el club chulla.
Por eso, aplaude, agradece a los aficionados y besa su camiseta. Mientras el golero muestra su agradecimiento, sus compañeros empiezan a dar la tradicional vuelta olímpica por la pista.
Aunque aún no han recibido el trofeo dorado por su título, empiezan a recorrer la cancha. Desde la preferencia salen juegos pirotécnicos y luces de colores.
Una llovizna empieza a caer y los jugadores ingresan al camerino. Aun así, sus seguidores se quedan en las gradas. Luego de 20 minutos, los jugadores del Deportivo Cuenca aparecen en la cancha. Aunque perdieron el título y el partido se los ve tranquilos. Ellos reciben las medallas en medio de una fuerte lluvia.
Luego, es el momento de los campeones. Los futbolistas chullas vuelven a aparecer en la cancha, liderados por Iván Hurtado.
El ‘Bam Bam’ es uno de los más serenos del grupo. “El partido fue complicado. Pero supimos manejar la presión. Esa fue la clave”.
Oswaldo Minda, quien sostiene a su hijo, es más efusivo. El volante agradece a los hinchas. “Este plantel supo soportar muchos problemas: la falta de pago de sueldos, la desconfianza de algunos periodistas. Pero hemos demostrado que sí podemos”.
Las declaraciones culminan y los jugadores suben a una tarima. Ahí, Hurtado toma la Copa y la besa. Luego, él y sus compañeros empiezan a dar otra vuelta olímpica. Al llegar al sector de la preferencia, los jugadores se detienen y empiezan a cantar: “Quiteños, quiteños, quiteños de corazón. Salta la Mafia y dale al tambor, que el Quito será campeón…”.
La lluvia cae intensamente. Pero jugadores e hinchas no quieren abandonar el estadio. Hoy tendrán otro festejo: almorzarán con los directivos del Grupo SEK, nuevo administrador del club.