Redacción Sociedad
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Evitar trasladarse a un banco o a la matriz del Seguro Social y librarse de las colas con un trámite digital realizado a través de Internet. También ahorrar tiempo en una oficina: dejar de lado las actividades manuales de archivo, guardar la información en el computador y en minutos, con un ‘clic’, encontrar un dato.
Son algunas de las opciones que brindan las tecnologías de la información. Pero para muchos este es un mundo desconocido, que ha creado un nuevo tipo de analfabetismo. “Soy ignorante en temas de computación. Tampoco manejé una máquina de escribir pues tenía secretaria. Cuando quiero hacer un trámite en el IESS voy a un cibercafé, les doy mi clave y pago”.
Luzmila Bonilla, de 75 años, hace poco perdió la oportunidad de trabajar luego de 14 años de haberse jubilado como maestra. El requisito era saber computación. Ella como sus compañeros de clases de informática básica, en el Centro de Experiencia del Adulto Mayor de Quito decidieron inscribirse. Se sienten fuera de juego en este mundo.
Patricio Criollo, de 43 años, es el maestro. Les enseña sobre el manejo de Word, Excell y Power Point, versión 2007. Además hay un capítulo sobre cómo grabar música desde un CD al computador y cómo hacer videos caseros. Y otro sobre navegación en Internet, para hacer transacciones, pagos de servicios, etc.
De lo contrario tendrán que continuar pagando USD 0,25 por cada trámite en los cibercafés de la calle Salinas y Río de Janeiro, detrás del Seguro Social.
“No quieren sentirse relegados por no conocer de tecnología. La mayoría nunca ha encendido un ordenador, temen dañarlo”.
Y no se trata solo de usar computadores sino de convivir con nuevas herramientas. El domingo, en las baterías sanitarias del Centro Comercial El Jardín, Tamia Oyarzo, de 7 años, parecía la abuela de Nancy, de 55. “Aplasta ese botón y el papel higiénico sale solito. No lo cortes, espera, la máquina para solita. Si quieres secarte las manos solo acércalas y esto se enciende. No tengas miedo”, indica la niña que sabe enviar mensajes y usar la radio del celular que la abuela solo aprovecha para hacer llamadas.
Por desconocimiento, la gente no ha aprendido a sacarle el jugo a las nuevas herramientas. Lo asegura Mariela Oviedo, directora de Educación Virtual de la Escuela Politécnica Nacional.
“Hay que romper un esquema mental. La irrupción de las nuevas tecnologías de la información y comunicación ha impactado en todas las áreas, no solo en la laboral, el choque por la crisis generacional es fuerte”.
Cree que el acercamiento a las herramientas debe ser paulatino y con objetivos. Critica el hecho de que la presión comercial haya llevado a muchos a adquirir un blackberry cuando solo requieren un teléfono para hacer llamadas. Se trata de un dispositivo inalámbrico que además de la telefonía móvil ofrece navegación en Internet.
En la Politécnica, los profesores reciben capacitación para utilizar las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en las clases. Andrés Hermann, uno de los tutores, resume en un frase por qué se requiere un cambio: “Docentes del siglo XX y educandos del siglo XXI, con metodologías del siglo XIX”.
Para él, la educación virtual no es igual a la a distancia, que también usa las TIC. Explica que en la primera se crea una ruptura de tiempo y espacio, destemporalización y desterritorialización de las relaciones socioeducativas. El alumno no necesita asistir a una institución en un tiempo determinado, lo que brinda flexibilidad y ahorro de recursos (gastos de traslados, infraestructura, etc.). Cita a Pere Marquez, quien dice: “El educando se acerca al mundo y el mundo al educando”.
Esto porque la educación virtual promueve un trabajo cooperativo y colaborativo. El docente y el alumno no necesitan coincidir (presencia asincrónica). El profesor es un facilitador, hay interaprendizaje, todos participan y explican, no solo el profesor.
Testimonio Juan Carlos Trujillo/ profesor Politécnica Nacional
El cambio de chip del alumno…
Tengo 46 años y soy profesor de Informática y Matemática en la Escuela Politécnica Nacional. A pesar de no pertenecer a esta generación, siempre estuve ligado a estas herramientas.
Los alumnos de esta época no tienen el problemas para acceder a la plataforma virtual. Pero mantienen la misma idea equivocada que varios profesores adultos. Creen que el éxito del aprendizaje está en nuestras manos.
En la modalidad presencial, la clásica, un ser humano explica las cosas y el otro escucha. En la virtual, el aprendizaje es una decisión consciente. Hace poco, luego de una semana de clases en esta plataforma, una estudiante me dijo cuándo empezaremos. Esperaba que lo anuncie vía chat o correo electrónico.
Acá todos deben interactuar, algunos lo hacen con menos temor que en el aula. El profesor es un facilitador, se observa el trabajo real de cada uno.
El bilingüismo
Ecuador fue declarado por la Unesco país libre de analfabetismo (El 3% de la población sabe leer y escribir). “No saber un segundo idioma no se considera un tipo de analfabetismo”, para Andrés Paredes, coordinador académico de lingüística del Centro de Educación Continua de la Politécnica.
“Si ignoras el manejo de un lenguaje, te hace falta una competencia. Desde la lingüística no se puede considerar analfabetismo no ser bilingüe. Muchas lenguas son solo orales”.
“El concepto de alfabetización se relaciona tradicionalmente con la habilidad de leer y escribir en su idioma nativa. Saber leer y escribir te hace letrado más no bilingüe”, indica Tracey Tokuhama, directora del Instituto de Investigación, Desarrollo y Excelencia Educativa de la U. San Francisco de Quito.