Personas con síntomas fueron atendidas ayer en la Unidad Educativa Quitumbe (sur). Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
De las 100 000 pruebas para detectar el covid-19 que el Municipio de Quito compró en abril quedan cerca de 40 000. Al momento, se realizan 1 000 diarias, por lo que, de mantener ese ritmo, en 40 días los testeos se terminarán.
Francisco Pérez, director de Políticas y Planeamiento de la Secretaría de Salud, cuenta que 20 000 de esos tests se donaron al Hospital IESS Sur y
4 000 al Hospital de Calderón.
La Secretaría de Salud, por su lado, ha hecho casi 39 000 tomas, de las cuales ya han sido procesadas 34 000. Pérez cuenta que se ha realizado pruebas en tres frentes: carpas, brigadas y personal de primera línea. Del total, 7 021 resultaron positivos y en el 50% de los casos las personas fueron asintomáticas.
Cuando llegaron los primeros test a Quito no fue posible empezar a aplicarlos de inmediato porque el Municipio no cuenta con un laboratorio de procesamiento. Por esa razón, el ritmo de la toma de los hisopados fue lento en un inicio.
Desde el 25 de agosto, el laboratorio OneLabt colabora en esa tarea luego de firmar un contrato por USD 650 000 para procesar 50 000 muestras. Ese día la Alcaldía dijo que la empresa realizará 1 250 test diarios, no obstante al momento se hacen 1 000.
Debido a que a finales de octubre el Municipio ya no tendrá más pruebas, el Comité Científico Honorario (que asesora al Alcalde en temas de pandemia) analiza si es necesario comprar más exámenes.
Linda Guamán, asesora de la Secretaría, dice que hay unanimidad de criterios sobre la necesidad de adquirirlas, principalmente por dos razones: no hay vacuna y el 13 de septiembre culmina el estado de excepción, lo que puede provocar un aumento de casos.
Ventas ambulantes y tumultos se registraron ayer en la av. Mariscal Sucre (Chillogallo). Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Pérez explica que la compra de pruebas implica un esfuerzo económico muy fuerte por parte del Cabildo, tomando en cuenta que se trata de un rubro que no estaba presupuestado.
En la adquisición de las primeras 100 000 se invirtió cerca de USD 3 millones y hubo otros gastos relacionados a la compra de implementos (consumibles) y al procesamiento.
Según Pérez, en el mercado hay ahora pruebas moleculares más económicas, que cuestan entre USD 10 y 30. Se analiza la posibilidad de comprar test y donarlos al Ministerio de Salud para que los procese.
Pese al incremento en la toma de hisopados y a la habilitación de carpas y
brigadas en los barrios con más contagios, los casos siguen al alza. Hasta ayer, en Quito se registraban 23 217 confirmados. En los primeros nueve días de este mes, la urbe sumó 1 482 nuevos positivos.
¿Están dando resultados las estrategias municipales?
Pérez considera que sí y califica al proceso como exitoso. Asegura que gracias a ese trabajo se logró disminuir la saturación del sistema sanitario.
Las 15 000 personas que han sido atendidas en carpas y brigadas, dice, no han tenido que ir a hospitales, lo que ha dado un respiro al sistema de salud.
Explica que el aumento de casos en las parroquias es porque se realizan más pruebas y se logra identificar a los positivos. “Además, como parte de las estrategias se hace el seguimiento y monitoreo de los casos positivos, con apoyo de la academia y de líderes barriales. Para que las personas puedan cumplir con el aislamiento, se les entrega kits de medicinas y alimentos”.
En los últimos siete días de septiembre, el promedio diario de nuevos casos es de 180, esto es 43 casos más que la semana anterior, pero es una media inferior a las dos últimas semanas de agosto, en las que el promedio estuvo entre 186 y 331, por lo que todavía hay inestabilidad en la curva de contagio con subidas y bajadas.
Martha Gordón, coordinadora de Brigadas en Territorio, explica que las estrategias son dinámicas y varían dependiendo de los resultados. Por ejemplo, se empezó con 10 carpas, pero tres de ellas, ubicadas en Nueva Aurora, San Diego y Franco Méndez, se levantaron porque recibían en promedio 10 pacientes, cuando lo normal es que asistan más de 40.
Los profesionales que trabajaban en esos puntos reforzaron las 33 brigadas móviles y visitan barrios complicados del sur, como Chillogallo, donde hay irrespeto al distanciamiento y ventas ambulantes.
Del 31 de agosto al 4 de septiembre se atendió a 5 500 personas.Además se abrieron dos puntos fijos en las terminales de Carcelén y Quitumbe.
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