Laura: En Venezuela el sueldo no alcanza ni para alimentar a una persona, mis vecinos y familiares bajan de peso

Cientos de migrantes venezolanos cruzan a diario la frontera desde Colombia hacia Ecuador, en un intento de huir de la crisis en el país caribeño. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO

Cientos de migrantes venezolanos cruzan a diario la frontera desde Colombia hacia Ecuador, en un intento de huir de la crisis en el país caribeño. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO

Cientos de migrantes venezolanos cruzan a diario la frontera desde Colombia hacia Ecuador, en un intento de huir de la crisis en el país caribeño. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO

Laura es venezolana, 31 años. Llegó a Ecuador en noviembre del 2016, oriunda del estado de Mérida. Luego de dos años y medio lejos de su familia, en mayo del 2019, regresó a visitarlos por cinco días. Trabaja en una empresa privada.

Volver a reencontrarse con la realidad de su país la impactó. Vio a vecinos y familiares con menos peso. Muchos adelgazaron porque no todos los hogares tienen lo necesario para alimentarse a diario.

Laura (nombre protegido) relata cómo encontró a su familia en Venezuela:

“Cuando tuve que salir a la ciudad Ejido a comprar el pasaje del bus para regresar a Ecuador, mi mamá me dio un fajo de muchos billetes, era más alto que mi mano, me sorprendió la cantidad. Los conté, había 5 000 bolívares en 200 billetes.

Antes de migrar ya usaba bastantes billetes, pero no tantos como ahora. Con 600 bolívares pagué el pasaje de dos buses para movilizarme. También compré un café que tomé en una panadería. No alcanzó para más.

Otro día compré un cartón de huevos, que cuesta 25 000 bolívares, para eso necesité 250 billetes de 100 bolívares. Era mucha plata, ni siquiera cabía en un bolso sencillo. Era increíble, nunca había visto tanto papel. Para darme el dinero de los huevos, mi mamá, mi papá y mi hermana tuvieron que contar la plata, porque yo aún no logro entender cómo funciona el bolívar soberano (apareció en agosto del 2018).

En Ecuador compras varias cosas con un solo billete, por ejemplo con el de USD 20 por lo menos alcanza para productos de higiene personal y un poco más.

El tema de la comida es una cosa muy fuerte. La gente que tiene trabajo, porque encima el desempleo es terrible, se demora 30 días para ganarse 40 000 bolívares, pero eso no alcanza para alimentar bien a una persona, mucho menos a una familia completa. Familiares y conocidos me contaron que, por ejemplo, nadie come un filete completo de carne porque es muy caro.

Por eso es que la gente está sumamente delgada. Cuando yo volví no pude reconocer a un vecino que antes de irme era un tipo fornido, tenía la cara rellena, pero ahora está muy delgado. Es súper complicado todo lo que está pasando en mi país. Un producto tradicional de la comida venezolana es la harina pan, para preparar arepas, eso ya no se encuentra fácilmente y es muy costosa. Una bolsa de un kilo cuesta 12 000 bolívares, quiere decir que en tres bolsas de harinas se va el salario básico. Más o menos así está el sistema.

Lo peor del caso es que las medicinas no bajan de los 25 000 bolívares y esas son las más económicas. Allá muy difícilmente se encuentra antibióticos, pastillas para la hipertensión, diabetes, enfermedades más fuertes. Y cuando los encuentras son extremadamente caros. El precio de un antibiótico está en los 96 000 bolívares, son más de dos salarios.

Es algo que te golpea muy duro, es deprimente. En un día de trabajo un obrero gana unos 8 000 bolívares. Eso equivale a 1 dólar. Por eso, aunque me duele estar lejos de mi familia, sé que el sacrificio que hago vale la pena, que los dólares que les envío mensualmente para ellos son muy valiosos”.

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