Imagen referencial. El atraco lo cometieron tres personas ante la mirada de varios usuarios. Foto: Archivo EL COMERCIO
Ana presenció cómo un hombre le arrebató el teléfono celular a un pasajero que se movilizaba en un bus con dirección al norte de Quito. Cuenta que el atraco lo cometieron tres personas ante la mirada de varios usuarios. El hecho ocurrió la tarde del 14 de noviembre del 2019.
A continuación su testimonio:
“El robo ocurrió aproximadamente a las 13:30. Normalmente, yo tomo un bus en la avenida Amazonas y Veintimilla para dirigirme a mi trabajo en el norte de Quito. Me subí al vehículo, pagué el pasaje y caminé con dirección a los asientos.
En ese instante, un sujeto le arranchó el teléfono a un pasajero, quien inmediatamente logró sostenerlo para que no escapara. Luego apareció otro tipo para ayudar al delincuente, forcejeó con la víctima y él ladrón huyó con el aparato por la puerta posterior del carro. Por suerte, esos individuos no estaban armados.
El chofer cerró las puertas del bus para que el otro hombre no alcance a huir. En el momento que intentó hacerlo, su pie quedó atrapado en la puerta del bus. Inmediatamente apareció una mujer que, al parecer, era la pareja del tipo que se quedó en el vehículo. Se quedaron dentro unos 30 minutos aproximadamente. Desesperados, tratábamos de localizar a un policía para que nos ayude, pero jamás apareció en esos momentos.
Eso ocurrió mientras el bus avanzaba desde la Veintimilla hasta el sector del parque La Carolina. El hombre que estaba atrapado en la puerta del bus gritaba y se quejaba del dolor, pero lamentablemente no apareció un policía en esos momentos. El señor al que le robaron el teléfono trataba de sostenerlo pese a que ya se encontraba atrapado del pie.
En varias ocasiones, ese hombre trató de tomarle del cuello al pasajero que le robaron el celular. Por suerte, la víctima era muy fuerte y no se dejaba agarrar.
El que le arranchó el teléfono era un hombre de baja estatura. El otro era un tipo alto, de 1,80 metros aproximadamente. La señora era gordita con un arete en la nariz.
Cuando llegamos a la parada en La Carolina yo me bajé y luego no supe qué ocurrió. Supongo que los delincuentes también se bajaron del bus.
Es muy peligroso movilizarse en esa ruta del transporte público. Siempre ocurre algún hecho delictivo y escucho a la gente que se queja porque le robaron. Otros usuarios se levantan de los asientos diciendo que le hurtaron alguna de sus pertenencias al descuido. La Policía nunca apareció”.