Imagen referencial. Una maestra relata las dificultades que atraviesan los niños en los hogares del Ecuador para estudiar y las complicaciones de los profesores que deben ajustar sus rutinas sin el pago de sus salarios. Foto: AFP
El inicio del año lectivo en la Sierra y Amazonía, que empezó el martes 1 de septiembre del 2020, significa todo un reto para estudiantes y maestros. A las barreras tecnológicas para acceder a Internet y las dificultades socioeconómicas que viven varios alumnos, se suman las complicaciones que enfrentan los profesores por los atrasos en los pagos de sus sueldos.
El Ministro de Finanzas dijo, durante la jornada de inauguración del año escolar, que se pagó a todos los servidores el mes de julio, no dio respuestas de cuándo se cancelará agosto. Según la ejecución presupuestaria, a agosto el monto codificado de por egreso de personal en el Ministerio de Educación es de USD 2 109 millones, de los cuales se han pagado USD 1 339 millones.
Victoria (nombre protegido), de 60 años, es una maestra que lleva 21 años ejerciendo la docencia. Actualmente trabaja en un colegio fiscal, imparte las materias de Estudios Sociales y Geografía. Este año tiene alrededor de 300 estudiantes, que pertenecen a noveno y décimo años de educación básica y a un curso de bachillerato.
Este es su testimonio:
“Pasar a las clases virtuales ha sido muy difícil. El colegio donde trabajo, en Ibarra, está ubicado en una zona urbana, pero muchos de los chicos que asisten son de una pequeña comunidad que está a 5 kilómetros. Son chicos de escasos recursos económicos, muy pocos cuentan con un teléfono celular y conexión a Internet. Por eso ha sido un trabajo titánico impartir clases. En mi caso solo hemos trabajado usando videollamas por WhatssApp; no podíamos trabajar a través de aplicaciones como Teams o Zoom, porque no todos cuentan con las herramientas.
A veces los profesores hemos tenido que hacer visitas domiciliarias, por la situación económica y social de los estudiantes. Hay algunos estudiantes que viven en una situación calamitosa. Viendo esa pobreza, una se pone a llorar, porque ¿cómo podemos exigir a estos chicos que estudien Inglés, Matemáticas, Física, si viven en pequeños cuatros con varias personas? Es terrible.
Las visitas las hacemos cuando un chico tiene problemas, porque no presenta deberes o falta mucho a clases. Nos ponemos de acuerdo con la orientadora del colegio, planificamos la visita y vamos a entrevistarnos con las personas que estén en las casas. A veces los chicos están solos todo el día hasta que sus papás lleguen de los trabajos. Cuando vamos a las casas vemos la realidad de cómo vive la gente. Es doloroso ver cómo se alimentan en ollas viejas, ponen un poco de agua con una cebolla y comen eso hasta que vengan sus padres. Es muy triste. El Gobierno está totalmente alejado de la realidad de la gente.
Por otro lado, en mi casa subieron los gastos de la luz, Internet… y con esta situación de que no nos están pagando al día, se vuelve más difícil. Ahora pago por servicios básicos e Internet alrededor de USD 120 mensuales. Tengo una hija que vive conmigo y que también es maestra. Ella también ocupaba la única computadora que teníamos en la casa, nos turnábamos. Por eso nos vimos en la necesidad de comprar otra computadora, más pequeña, para que mi hija pueda trabajar, sino no nos abastecemos. Ha sido muy difícil.
El Gobierno nos ha pagado más o menos con 25 días de retraso. Yo cobro y lo primero que pago son los servicios básicos y deudas con bancos.
Hay empresas que no comprenden la situación y al primer día de demora en el pago ya nos mandan a la central de riesgos. Eso me pasó con la empresa de telefonía en la que tenía mi celular, por no pagar a tiempo una cuota de USD 23.
Estamos realmente afectados. Yo cobro mi mensual y pago mis deudas, pero ahora hay que medirse mucho más. El sueldo debe aguantar para dos meses, porque no se sabe si pagarán a tiempo.
Hoy, la inauguración del nuevo año escolar fue a las 08:00. Las autoridades y el jefe del Distrito nos mandaron un mensaje de bienvenida por Telegram.
Yo creé un grupo en WhatssApp con los chicos del curso del que soy tutora este año y les reenvié el mensaje de las autoridades, y un mensaje personal indicando a los jóvenes que esta semana, el día viernes, vamos a tomar la prueba de diagnóstico y que estén pendientes de las instrucciones.
Después de la prueba, arrancaremos donde haya que reforzar. Es un caos, porque los chicos no tienen el hábito de estudiar, a veces no se conectan.
Cuando doy clases lo primero que hago es explicar el tema, les mando una fotografía del documento que tienen que leer y luego un pequeño cuestionario para que contesten y me envíen. Si tienen preguntas, le pido que me manden un mensaje de voz. Así nos manejamos el año que acabó, aunque mi teléfono ya casi colapsa.
Este ciclo no sé cómo vamos a hacer, porque el año pasado había la ventaja de que los chicos tenían los textos escolares en sus casas, pero ahora todavía no hay una orden del Gobierno para que los textos que los chicos devolvieron sean repartidos. No tenemos ninguna indicación clara aún. Estamos a la espera”.