Testimonio: 'Invertí lo poco que tenía en una pirámide digital y lo perdí'

Atraída por publicidades en redes sociales de amigos que, al parecer, ganaban grandes sumas de dinero a través de inversiones digitales, Ana decidió usar los pocos ahorros que tenía en una plataforma.

Atraída por publicidades en redes sociales de amigos que, al parecer, ganaban grandes sumas de dinero a través de inversiones digitales, Ana decidió usar los pocos ahorros que tenía en una plataforma.

Imagen referencial. Atraída por publicidades en redes sociales de amigos que, al parecer, ganaban grandes sumas de dinero a través de inversiones digitales, Ana decidió usar los pocos ahorros que tenía en una plataforma. Foto: Pixabay

Ana (nombre protegido), una relacionista pública de 25 años, perdió su empleo en mayo de 2019. Después de buscar trabajo durante dos semanas y no encontrar nada, la joven entró en desesperación.

Atraída por publicidades en las redes sociales de amigos que, al parecer, ganaban grandes sumas de dinero a través de inversiones digitales, Ana decidió usar los pocos ahorros que tenía en una plataforma.

Sin embargo, ella fue estafada y perdió su dinero. Este es su testimonio:

Todo empezó cuando vi la publicación de una amiga en Facebook. Se trataba de una foto de ella sosteniendo un fajo de dólares, con un mensaje que decía: “Aquí, generando dinero desde mi celular”.

La publicación me llamó la atención porque yo estaba desempleada y buscaba trabajo. Le pregunté sobre el tema y me invitó a ser parte de un lucrativo negocio.

Nos reunimos en una oficina de un edificio que queda por El Ejido, en el norte de Quito. Ella estaba con una persona que se identificó como “el líder” del esquema financiero.

Me explicaron que son inversiones en divisas (dólares, euros y otras monedas), que se hacen en la bolsa a través de una aplicación.

La estructura se dividía en tres niveles. En el primero estaban los “superchairman” y se llamaban así porque eran los que más ventas generaban. En el segundo nivel se encontraban los “líderes”, quienes llevaban entre un mes y un año en la estructura y, finalmente, las personas que recién ingresan que nos llamaban “patitos”.

Para entrar al esquema, yo debía asistir a una supuesta academia. El curso costaba USD 165 y, con ello, pasaba a ser miembro de la red.

El monto incluye clases, charlas motivacionales y algo que le llamaban “la hora del poder”. Esta última consistía en que nos reunían a varios miembros del esquema y nos pedían llamar a todos nuestros contactos del celular porque “al menos uno iba a aceptar entrar en el negocio”. Yo solo fui a las clases.

Las charlas motivacionales estaban a cargo de personas que supuestamente tenían acumulados USD 50 000 en sus cuentas. Ellos nos decían frases como: “sé tu propio jefe”, “eres el dueño de tu destino” y “si desistes antes del año eres una persona mediocre”.

Por cada cuatro cursos nos cobraban USD 5 para “solventar los costos de los servicios básicos” y por cada charla USD 5 porque “eran expertos de alto nivel”.

Además, tenía que “invertir” en un paquete de monedas virtuales. Los planes iban desde USD 150 hasta 1 000. En cada uno te dan un monto para jugar en la bolsa. Yo opté por uno de USD 250, pero solo me dieron un bono de USD 30 para comprar las divisas en la aplicación. Me dijeron que jugando iba a duplicar el valor invertido.

Yo esperaba ganar mínimo USD 20 diarios y, por eso, invertí el poco dinero ahorrado que tenía.

Me abrieron una cuenta digital en su plataforma, que supuestamente es internacional. Me pidieron por correo que les envíe la copia de la cédula y de una factura de un servicio básico.

Entregué el dinero en efectivo, porque me explicaron que no tenían una cuenta bancaria. Una persona se tomó una foto con el dinero que le entregué para subirla a redes sociales. Eso me hizo sospechar que había raro, pero de todos modos seguí porque no tenía trabajo y necesita dinero urgentemente.

En la academia me explicaron que hay que vender las monedas que compramos cuando suben de precio. Esto, al parecer, ocurre en las madrugadas, cuando abren los bancos y mercados internacionales en Canadá, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. Me indicaron que así se puede ganar más dinero.

Descargué la aplicación y comencé a usar los USD 30 que tenía de cupo tal como me indicaron, todos los días a las tres de la mañana yo me metía a la aplicación unas dos horas y trataba de vender y comprar algo.

A veces ganaba USD 8 en media hora, pero una noche me quedé dormida y perdí USD 12.

No sabía cómo invertir bien y el 8 de julio perdí el cupo de USD 30 que me dieron en un principio. A esto, ellos le llaman “quemar cuenta”.

La solución que ellos me propusieron fue crear una nueva cuenta en otra plataforma con un nombre distinto al mío, pero debía seguir pagando el monto mensual de USD 165.

Tampoco pude recuperar mis únicos USD 8 que gané porque me dijeron que ese dinero estaba en un banco en Londres y que la transferencia, que costaba 10%, tardaba de 15 días a un mes. Me sugirieron que para recuperar el valor lo mejor que podía hacer es traer a más personas.

Me prometieron que si llevaba a una persona me darían USD 400 más una parte del plan que adquiera el invitado.

Pero ya no quise saber nada y pedí que me devuelvan todo mi dinero, pero me indicaron que ya no era posible. El líder de mi equipo me dijo: “Ya no lo tengo (el dinero), se lo di a otro miembro de la academia”.

Me salí del grupo de WhatsApp del esquema y nadie me dijo por qué te fuiste ni nada.

Yo no quisiera que esto le pase a otra persona. Me duele lo que perdí, pero ya nadie puede responder por mi plata y no me queda más que resignarme.

La captación ilegal de dinero es un delito penado en el Código Penal

En el Internet han proliferado páginas electrónicas que funcionan igual que una pirámide financiera física. El objetivo de ambas es captar dinero de participantes, quienes a su vez deben conseguir clientes para que pongan recursos en el esquema a cambio de “ganancias” irreales.

Estos esquemas están dentro de la captación ilegal de dinero tipificada en el artículo 323 del Código Orgánico Integral Penal. Este delito se sanciona en el país con una pena de prisión de cinco a siete años. En el 2018 la Fiscalía recibió 194 denuncias por este delito y en este año, hasta el 30 de junio, 94.

Jorge Cadena, experto en finanzas, señaló que entrar a una pirámide es peligroso porque los estafadores prometen pagar rápido y altas sumas de dinero a todas las personas, pero solo el primer grupo recibe los intereses, el resto pierde. No se trata de una inversión, sino que estas pirámides solo captan más y más personas para pagar los intereses altos que prometen y, por eso, en algún punto esto se cae, explicó.

Andrés Mortola, experto en finanzas, sugiere tener cuidado con negocios que solo reclutan personas y no entregan un producto. Antes de invertir en estas plataformas, el experto sugiere averiguar si las firmas están autorizadas a funcionar.

Suplementos digitales