Testimonio: 'Ver a mis hijos amenazados con cuchillo es lo peor que me ha pasado'

Momento en que el hombre armado se dirige a la pareja de ciclistas. Foto: Captura de pantalla
Los hechos sucedieron el 9 de octubre del 2021. Martha (nombre protegido) solo quería pasar un día de diversión en el parque Metropolitano junto a sus dos hijos, la novia de su hijo y sus dos mascotas.
Sin embargo, ese día de asueto cambió totalmente porque fueron víctimas de un asalto con arma blanca por la misma persona que previamente había intentado asaltar a una pareja de ciclistas.
Según la cronología que expone la madre de familia, a las 08:30 el hombre robó los celulares a una pareja; a las 09:30 intentó robar a la pareja de ciclistas; a las 10:00 sustrajo dinero y los celulares de sus parientes para posteriormente intimidar a un taxista.
Este es el testimonio que Martha contó a EL COMERCIO la noche del 11 de octubre:
“Fuimos al parque Metropolitano mis dos hijos (26 y 11 años respectivamente), la novia de mi hijo mayor (22 años) y dos mascotas. Caminábamos por unos senderos y llegamos a una parte en la que transitan los ciclistas. En ese momento se acercó a mi hijo mayor un tipo fornido, de tez oscura.
Él tenía un cuchillo súper grande y se lo puso en las costillas de mi hijo mayor pidiéndole que le dé todo. Mi hijo no tenía nada porque su celular lo había dejado en el auto; luego se acercó a la novia de mi hijo y le puso el cuchillo en la garganta para quitarle el celular; también le puso el cuchillo a mi hijo de 11 años. No tenía nada, es un niño.
Luego se acercó a mí, igual con palabras soeces, y encontró el celular en la mochila que cargaba. Solo le pedí que me devuelva la licencia que estaba en el estuche del teléfono, pero el tipo insistía. Mi hijo se interpuso exigiéndole que nos deje en paz pues ya le habíamos dado todo. Pero él pedía las contraseñas de los celulares.
Por fin se fue. Al poco tiempo vimos que un ciclista iba a ir por el mismo lugar que el sujeto huyó y le dijimos que ahí había un ladrón. También vimos una pareja y les pedimos su celular para llamar al ECU-911. Solo me dijeron que ya van a coordinar. Mi hijo mayor me dijo: ‘Mami vámonos, no van a hacer nada, vamos al parqueadero y sigámosle a este tipo’.
Corrimos hasta el parqueadero y había cuatro policías, dos hombres y dos mujeres, chupando helados. Mi hijo les contó que nos habían asaltado y un policía se dirigió al interior del parque, pero le señalamos que el asaltante ya se había ido.
No sé qué hicieron pero nos subimos al auto. Estaba demasiado asustada y sin darme cuenta llegué a la avenida Portugal y Eloy Alfaro. Nos detuvo el semáforo en rojo. En ese instante la novia de mi hijo grita: ‘Ahí está, ahí está’. El tipo estaba parando un taxi y cargaba una mochila. Mi hijo se cruzó la calle y gritó ‘es un ladrón, no le subas’.
Recuerdo claramente que el hombre se subió a la parte de atrás del taxi y le agarró del cuello al conductor. Le dije a mi hijo que regrese al carro y empezamos la persecución. Él seguía llamando al ECU-911 y nos decían que ya van a mandar unidades.
Por un momento, le perdimos de vista hasta que llegamos a la 10 de agosto y Naciones Unidas. Encontramos al taxi cruzado en la calle. Mi hijo bajó del auto a preguntarle al taxista qué había pasado y le dijo que unos motorizados estaban persiguiendo al atacante.
Le detuvieron agentes metropolitanos y le reconocimos. Tenía cinco celulares. Uno de los celulares se lo había dado al taxista para que le ayude a fugarse, pero no le ayudó. Solo frenó de golpe y salió del vehículo pidiendo ayuda y justo agentes metropolitanos estaban pidiendo documentación. Ahí es cuando le persiguieron…
Tenía cinco celulares, el cuchillo, la gorra, la mochila, la chompa que vestía cuando amenazó a la pareja de ciclistas. Mi hijo le reclamó por las amenazas que nos hizo.
Esperamos cerca de una hora hasta que llegue la Policía. Fuimos a Flagrancia a poner la denuncia. Todo el día para poner una denuncia. Ahora entiendo por qué la gente no pone la denuncia. Nos trataron mal y nosotros éramos las víctimas. El Teniente Rodríguez fue el único que nos ayudó.
Yo tuve que pagar un abogado para asegurar que la denuncia siga su trámite. Fuimos a la audiencia de flagrancia que empezó a la 01:00. Tuvimos que volverle a ver la cara, nos regresaba a ver a cada momento pidiéndonos que no le denunciemos.
El fiscal solicitó 30 días de prisión preventiva y mi abogado me dijo que debo poner una acusación particular. ¿Con qué tiempo? ¿Con qué dinero? Tengo que estar atrás de un hombre que amenazó a mis hijos. Mi hijo pequeño está afectado psicológicamente, no quiere quedarse solo en la casa.
No me imaginaba que esto nos iba a pasar, solo queríamos ir al parque a divertirnos. ¿Y si no teníamos nada? Seguro nos hacía daño".
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