Las temperaturas extremas se evidencian en los últimos 5 años

Redacción Quito

En 20 años la temperatura promedio de Quito aumentó de 24 grados centígrados a 25,4 grados. Este cálculo se evidenció  desde 1971 hasta 1999.

Sin embargo, desde ese año hasta la fecha, hay picos de temperatura que alcanzan incluso los 27 grados centígrados (hasta antes de 1999 la temperatura máxima era de 25). Además, las temporadas de verano son más irregulares. Gonzalo Ontaneda, técnico climático del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), explica que esa irregularidad muestra el cambio climático en la ciudad y que en los últimos cinco años se han notado temperaturas máximas y mínimas.

Los Planes
El Comité Operativo de Emergencias (COE) de Quito se prepara para precipitaciones. Según el Inamhi, habrá lluvias, con sus picos más altos en octubre y noviembre. El mapa de las zonas de riesgo en la ciudad está listo. En la Administración Quitumbe, en el sur, se realizan obras para evitar problemas en 22 quebradas. Hay 15 barrios con riesgos de inundaciones. 
El Plan Lluvia se aplica desde 2003. El plan evita incidentes por la época invernal.  Después de 2005, los efectos del invierno, relacionados con las inundaciones y deslaves, han disminuido. El Plan Fuego funcionará hasta octubre.Antes, la época lluviosa se marcaba desde octubre hasta junio. Esta duraba de 25 a 30 días continuos, lo cual está dentro de los parámetros normales del Inamhi. Sin embargo, en este año hay un déficit del 90% de lluvias. El Inamhi hizo el pronóstico de que en septiembre llovería 74,1 milímetros. Pero el reporte informó que solo ha llovido 7,4 milímetros cúbicos en este mes.

Estas variaciones han influido para que se produzcan emergencias en la urbe. Por ejemplo, en 2008, llovió más que en las últimas dos décadas (1531 mililitros cúbicos). La mayor emergencia de ese invierno fue el colapso del distribuidor de El Trébol. La reparación de este sitio costó USD 4 millones y demoró un año aproximadamente. Además, 17 sectores fueron afectados por aluviones.

José Farinango, vecino de Guápulo, recuerda que hubo varios problemas. En su zona se produjeron deslizamientos de tierra e inundaciones en las zonas bajas. “Nunca antes había pasado eso. Fue una prueba para los vecinos y para las autoridades”.

De hecho, en los últimos cinco años se han realizado obras de prevención. Hay proyectos financiados con préstamos  entre la Empresa Metropolitana de Alcantarillado y de Agua Potable (Emaap) y el Banco Interamericano de Desarrollo. Se invirtieron USD 11 114 090. El Plan Lluvia, en 2009, presupuestó USD 6,2 millones para afrontar y prevenir emergencias.

No obstante, hasta el año pasado, con fuertes lluvias se presentaban problemas hasta en el aeropuerto Mariscal Sucre.

José Landín, especialista en temas ambientales de la Universidad Central, no echa la culpa al clima. Él considera que es imperativo tener listo un plan de contingencia para lluvias con base en los datos históricos de lo que sucede en la última década.

Landín agrega que se deben estudiar las consecuencias del calentamiento global en Quito y tomar los parámetros del resto del país. “Existen registros  hidrológicos, pero no un procesamiento de este tipo de datos”.

En su análisis cree que además del calentamiento global, la destrucción de los bosques ha contribuido a que las estaciones lluviosas sean más intensas y las sequías más prolongadas.

Sebastián Cuesta, investigador ambiental, concuerda con el criterio de que  los desastres naturales  no solo pueden ser causados por el clima. “Hay otros factores como la falta de prevención de las personas y la planificación urbana en cuanto a construcciones en zonas peligrosas”.

Asimismo, los expertos climatólogos y ambientales  coinciden en que la deforestación agresiva y la emisión de gases son factores que inciden en el comportamiento irregular del clima. Cuesta insiste en que un mapeo de zonas de riesgo es fundamental, tomando en cuenta los informes de organizaciones internacionales.

En Quito, en el último verano, aumentó drásticamente el número de incendios forestales. El año pasado hubo 25 hectáreas quemadas y hasta la fecha se contabilizan 280 hectáreas. Según el Cuerpo de Bomberos, el verano del año pasado no fue tan intenso, ya que hubo presencia de lluvias. Además, la vegetación estaba verde y durante estos meses no han existido lluvias y la flora estaba seca.

En 2001, el Municipio, por primera vez, empezó un Plan Fuego para mitigar las quemas forestales. Ese mismo año hubo 1034 hectáreas de bosques dañados por las llamas, lo cual evidenció que Quito tenía zonas vulnerables y que el Cuerpo de Bomberos de ese entonces no contaba con los recursos para afrontar las emergencias.

Suplementos digitales