Una clienta usa su tarjeta de crédito para comprar en una tienda, en el norte de Quito. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
La mora en la tarjeta de crédito de Salomé Chávez sumaba 31 días. Después de decenas de llamadas telefónicas por parte del banco, decidió solicitar un refinanciamiento.
“Hice todo lo posible por no perder la tarjeta, pero no tuve otra alternativa”, cuenta la joven, de 28 años.
Ella trabaja en un hotel de la capital desde hace cuatro años. Cuenta que desde agosto pasado su empleador se retrasa en el pago de los sueldos. En estos últimos meses ha usado la tarjeta para comprar comida y ha optado por avances en efectivo para cubrir su movilización al trabajo, cuyo presupuesto es de USD 40 al mes.
Pero la deuda creció y el último saldo ya no lo pudo cubrir. “Desde diciembre estoy sin tarjeta de crédito”, relató.
Esta no es una situación atípica. Los datos de la Superintendencia de Bancos así lo evidencian. El uso de la tarjeta de crédito se redujo el año pasado respecto del 2019.
Un dato que evidencia ese comportamiento de los clientes son los avances en efectivo, que cayeron 45% frente al año previo. El número de tarjetas que existen en el país también es menor. Si se compara octubre del año pasado con igual mes del 2019 se observa que hay 19 928. Si bien la caída es del 1%, se trata del primer año de contracción desde el 2016.
En el caso de Chávez, al refinanciar la deuda, su tarjeta fue cerrada. La deuda que tenía se convirtió en un préstamo y ahora tiene que pagar cuotas de USD 78 al mes, al 16% de interés por los próximos cinco años. “Yo espero cancelar toda mi deuda con el doble sueldo de diciembre”.
Para David Castellanos, consultor económico, la reducción del número de tarjetas de crédito así como su menor uso muestra una desbancarización. “La gente tiene menos mecanismos de crédito y financiamiento cuando por la pandemia debería, justamente, contar con estas opciones”.
Castellanos encuentra una relación directa entre el deterioro del mercado laboral y la reducción del uso de estos servicios bancarios. El consultor señala que esta situación es preocupante, porque la tarjeta de crédito se vuelve un instrumento para reactivar la economía de forma inmediata. “Podemos ver que la gente está usando más la tarjeta en compra de comida, es decir, para suplir necesidades básicas”.
Según la Superintendencia de Bancos, las compras de comida en el 2020 sumaron USD 883 millones, seguidas de salud y comunicaciones.
En el 201, el tercer rubro fue, en cambio, la educación, con gastos por USD 518 millones.
Juan Carlos Flores se contagió de covid-19 en noviembre pasado. Él cuenta que se desfinanció cuando tuvo que gastar alrededor de USD 3 500 en un hospital. “Pagué con tarjeta de crédito, diferido a tres meses”.
Flores, de 41 años, hizo cálculos y creyó que con sus sueldos podría cubrir la deuda. Sin embargo, en enero fue desvinculado de su trabajo.
Flores dice que solo tiene una tarjeta y que su deuda es de USD 5 000. “Hice un pago mínimo, pero no sé cómo pagaré el siguiente mes. Creo que voy a vender mi auto”.
Javier Velasco, gerente del buró de crédito Aval, señala que la emergencia sanitaria y el hecho de que las personas estuvieron tres meses encerradas en sus casas influyó en la reducción de los avances en efectivo. “Es lógico que el uso de tarjetas haya bajado, porque en gran parte están asociadas al consumo que no hubo”, dijo.
Guillermo Granja, experto en finanzas personales, dice que el uso de este instrumento financiero debe estar relacionado con la capacidad de pago.
Indica que lo recomendable es tener máximo dos plásticos y pagar siempre la totalidad de los consumos. “Cuando definitivamente no se puede cancelar, por cualquier circunstancia, lo que se debe hacer es ir al banco y llegar a un acuerdo para evitar caer en mora y pagar más y más intereses”. Ricardo Zurita cuenta que en octubre del 2020 cerró su tarjeta. “Yo pagué los servicios exequiales de mi madre con mi tarjeta. Lastimosamente mis hermanos debían cancelar su parte pero no lo hicieron, entonces me tocó asumir todo a mí”. No logró cancelar una de las cuotas y cayó en mora. Él es dueño de un bar y durante la pandemia ha tenido que despedir a cinco personas.
Tomen en cuenta si usa sus tarjetas
Anote.
Se sugiere tener máximo dos tarjetas. Si es así, use una para consumos corrientes y otra para diferidos.
Pague.
Lo ideal es pagar alimentos en modalidad corriente. Si se le hace difícil, cancele el mínimo más un 30% para reducir el pago de intereses.
Refinancie.
Si no ha podido pagar y no tiene ingresos acérquese al banco. Se puede hacer con el 15 o 30% de la deuda.
Sea responsable.
Una vez que llegue a un acuerdo con su banco, pague puntualmente cada cuota para evitar recargos.
No se exceda.
Las compras deben hacerse de forma responsable. Si puede pagar con efectivo, hágalo.
Revise el estado de cuenta.
Chequee el estado de cuenta cada mes, así podrá evaluar cómo va su capacidad de pago.