Urba Park administra 17 parqueaderos en Quito; en la foto el estacionamiento del CCNU. Foto: EL COMERCIO
La sorpresiva medida del alcalde de Quito, Mauricio Rodas, de bajar las tarifas del parqueadero en el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre, de USD 25 a 7 por el uso del estacionamiento durante 24 horas, puso otra vez en agenda este tema que interesa al Distrito por el aumento del parque automotor.
Actualmente circulan por la ciudad unos 445 000 autos privados y 2 919 buses convencionales. Según estudios de la Secretaría de Movilidad, para el 2015 solo en el 45% de las calles de la urbe se podrá circular, durante horas pico, a una velocidad mayor a los 50 kmp/h.
Para frenar en algo la congestión es necesario más parqueaderos y evitar que el conductor esté circulando en busca de un espacio.
En el 2011, en un estudio del Municipio, se preveía un déficit de 10 000 plazas de parqueo frente a una demanda de 30 000 puestos.
En un recorrido que hizo este Diario por algunos estacionamientos públicos privados del norte, constató que la mayoría está manejada por administradores particulares y otros por empresas. Y los precios difieren según la zona.
En el norte van desde USD 0,70 hasta casi 2 la hora o fracción. ¿Quién controla esas tarifas? Nadie, pues no existe una ordenanza que lo regule.
El Municipio, a través de la Gerencia de Terminales y Estacionamientos, solo administra y opera los parqueaderos municipales, como lo determina la Ordenanza Metropolitana nro. 282 .
Pero la intervención del Cabildo sí es requerida por algunos propietarios de los estacionamientos. Luis Mosquera, del parqueadero Ulloa (Ulloa y Versalles), está convencido de que el Municipio está llamado a regular este negocio y evitar “abusos como los que se dan en la Amazonas, en donde se cobran hasta USD 1 la hora”.
La idea de regular el precio no es compartida por Pablo Burbano de Lara, gerente de Urba Park (empresa que administra 17 estacionamientos en Quito): “Unificar el precio no es posible porque no todos los sectores tienen la misma demanda, hay que dejar que el mercado guíe las reglas”.
El tema fue discutido por la Comisión de Movilidad de la administración municipal pasada, “pero no se concretó ninguna ordenanza”, recuerda el concejal Patricio Ubidia.
Otro tema que inquieta es el relacionado con el número de parqueaderos públicos privados en Quito, pues no se conoce cuántos hay al momento. Mosquera se aventura a decir que 500 locales, aunque hay otros en el sur y que se habilitan solo para la noche.
Ángel Túqueres, administrador del parqueadero ubicado entre la Amazonas y Jorge Washington, en cambio, calcula que a dos cuadras a la redonda de su local hay siete parqueaderos.
Dice que su sector está bien servido. Pero hay otros que no hay ni un solo estacionamiento (La Floresta, por ejemplo). Por esta realidad, Mosquera sugiere que se haga un registro.
En el 2011, el Cabildo realizó un inventario de las plazas de parqueo en el hipercentro (entre la Villa Flora y la ‘Y’). En total había 20 687 puestos. De esas, 11 549 eran manejadas por administradores privados y 9 138 por el Municipio.
El catastro serviría, dicen los entrevistados, para frenar la informalidad. Túqueres admite que “hay parqueaderos que no tienen permisos de funcionamiento. La mayoría son lotes en los cuales se improvisa una zona de parqueo”.
Unos pocos sí cumplen con los permisos de funcionamiento. Ese es el caso de los parqueaderos de Urba Park. “Aparte de eso ofrecemos un estándar del servicio, desde la apariencia, hasta cómo está el personal, también ciertos seguros”, afirma Burbano de Lara.
Los parqueaderos municipales más concurridos, como el Cadisán o el de San Blas, cuentan con buena infraestructura, ofrecen seguridad y el costo es automatizado. Sin embargo, los privados no se quedan atrás; los de Urba Park tienen amplios espacios y brindan seguridad al igual que el parqueadero de la Amazonas y Colón.