Tanya Varela es la primera mujer que alcanzó el mando más alto en la Policía

Varela a la derecha junto a su hermana Alejandra. Foto: Cortesía

Varela a la derecha junto a su hermana Alejandra. Foto: Cortesía

Tanya Varela tiene 53 y el pasado 10 de enero de 2020 se convirtió en la segunda autoridad de los 51 000 policías del Ecuador. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Era mayo de 1984. Tanya Varela ingresó a la Escuela de Oficiales de Policía de Quito. Vestía de civil y llegó acompañada de sus padres, Stalin y Malena. Junto a ella había otras 13 aspirantes mujeres que habían superado todas las pruebas y empezaban su carrera. 32 cadetes mujeres que un año antes habían ingresado a la institución las esperaban. Les llevaron a sus dormitorios y recorrieron las instalaciones. Ese día se colocó por primera vez el uniforme, se convirtió en cadete y asistió a una ceremonia de bienvenida.

Solo tenía 17 años. Hoy tiene 53 y el pasado 10 de enero se convirtió en la segunda autoridad de los 51 000 policías del país. Por encima de ella solo está el Comandante General.

Su oficina es amplia. Se halla en el sexto piso del Comando policial. Las fotos de su familia decoran el lugar. En la gráfica aparecen sus tres hijos y su esposo, Edwin Noguera, un coronel que se encuentra al frente de la Policía de Santa Elena.

En 1981, Varela ganó una competencia atlética de 10 kilómetros. Foto: Cortesía

Sobre un mueble de madera están decenas de pesebres miniatura, que los compró en Europa, México y Colombia. En su casa tiene otras 150 figuras.

En su despacho recuerda su infancia, adolescencia, su formación policial, su trayectoria profesional, la lucha que emprendió contra el microtráfico y la violencia de género cuando estuvo en la Comandancia de la Zona 8, que cubre Guayaquil, Durán y Samborondón.

Nació en Ibarra. Su padre recuerda que de niña le gustaban programas de televisión como Plaza Sésamo y Heidy. Jugaba al trompo, canicas y rayuela con sus amigos de barrio.

Cursó el Colegio de Señoritas Ibarra. Su profesora, Ana Galindo, señala que fue una de las alumnas más disciplinadas. Llegaba puntual a clases.

Desde los ocho años empezó a practicar básquet y atletismo. Con Elfia León fueron compañeras de entrenamiento. Ella cuenta que Varela estuvo en campeonatos interescolares y llegó a ser parte de la selección de Imbabura. A los 14 años participó en una competencia de 10 km. en Ambato y ganó medalla de oro. Su entrenador Alfonso Moreno dice que esa fue su primera competencia fuera de la provincia.

En su escrito, la general conserva un recorte de periódico de 1981. Allí aparece su foto en el podio, junto con Moreno.

Valera a la derecha junto a su hermana Alejandra. Foto: Cortesía

Un día después de graduarse de la secundaria, su padre le pidió que estudiara Economía. Varela se negó y le contó que en la prensa salió una convocatoria para ser parte de la segunda promoción de mujeres policías. “En el aviso aparecía la coronel Teresa Carranza, quien fue la primera mujer en vestir el uniforme. Su imagen me marcó y me dije esto es lo mío”. Se acomoda la chaqueta del traje verde oliva y sigue el relato. “Estuve tres años en la Escuela de Oficiales; los instructores eran hombres”.

Con ellos estudió y se preparó físicamente. “Corríamos una hora antes de dormir y nos levantábamos a las 04:00 a trotar y hacer abdominales”.

El 1 de julio de 1987 se graduó como subteniente. Con ella se incorporaron otras siete mujeres. Su padre la abrazó y su madre lloró. Varela les dijo: “les prometí que lo lograría”.

Desde entonces ha pasado por Migración, Tránsito, Seguridad Ciudadana. En 1996 llegó a Guayaquil. Allí comandó tres años el Distrito Modelo y luego la subzona Guayas.

Varela junto a sus padres, cuando se graduó de Subteniente de la Policía. Foto: Cortesía

Junto con tres agentes creó el Departamento de Violencia Intrafamiliar (Devif). Cada semana acudían a los barrios y daban charlas sobre violencia de género. Con la Comisaría de la Mujer recogían denuncias de maltrato intrafamiliar.

Susana Rivadeneira, la exmiss Ecuador, la conoce desde el 2004, cuando participó del Miss Universo. Varela estaba encargada de su seguridad y desde ahí se hicieron amigas.

En el 2012, la general le presentó a una adolescente de 12 años que había sido agredida sexualmente por un familiar. Ambas la ayudaron a que denunciara y la acompañaron en el tratamiento psicológico.

Dos años después, el comandante de entonces, Diego Mejía, la llamó al teléfono y le dijo que fue designada para dirigir la Zona 8. La oficial le indicó que debía existir un error, que no era general. Mejía le dijo “¿Se siente capaz o no?”. Entonces accedió al cargo. Hoy sonríe al recordar ese episodio.

Trabajó contra el microtráfico y la “recuperación de espacios” donde las personas consumían drogas. Billy Navarrete, activista de DD.HH., indica que en el periodo que estuvo la general faltaron acciones para reducir delitos como robos.

Varela, junto a su esposo, el Coronel Edwin Noguera. Foto: Cortesía

“El tiempo que estuve en ese cargo me aislé de mi familia. Salía a las 05:00 cuando mis hijos dormían y regresaba tarde a casa. Trabajé de lunes a domingo y también los feriados”.

Cuando recuerda el poco tiempo que pasó con sus hijos, la voz se le quiebra. Pero admite que nunca estuvieron desatendidos, pues cuando llegaba en la noche les preparaba sus uniformes escolares y les ayudaba a terminar la tarea que no habían podido realizar.

La general se levanta de su silla y camina hacia un extremo de su oficina. En la pared cuelga un afiche con la bendición escrita del Papa Francisco. El Pontífice le envío desde Roma ese regalo, pues Varela estuvo al frente de la seguridad de él cuando visitó Guayaquil en el 2015.

Cuatro años después recibió otro obsequio. Tras el ascenso a General Inspector su hermana Alejandra le dio un retrato dibujado a mano con el traje de oficial. Hoy lo conserva junto a la ventana de su despacho. También tiene un anaquel repleto de figuras de cerámica en forma de mujeres policías. Allí hay una estatua de una uniformada con alas que le regalaron sus compañeros de trabajo en el 2013. Cuando le entregaron el regalo le dijeron que ellos estaban seguros que llegaría a ser general.

Alejandra asegura que su hermana consiguió lo que se propuso, pero que además del ámbito profesional, ella siempre ha estado pendiente de la familia. Recuerda que cuando era niña, Varela le cuidaba por las tardes y le ayudaba a hacer los deberes. Por eso la llamaba 'mami'.

Ahora, los fines de semana aprovecha para visitar a sus hijos en Guayaquil o a su esposo que está en Santa Elena. En los momentos libres se dedica a cocinar para su familia, pues es su hobby favorito. Les prepara cangrejos, pollo en salsa de champiñones o ensaladas. Trata de pasar más tiempo con su esposo, con quien lleva 26 años de casada. Van juntos al cine o se quedan una tarde en casa a ver novelas turcas.

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