Redacción El Comercio
El cerro El Tablón, que está a 3000 m de altitud, es uno de los atractivos de la parroquia, ubicada al nororiente de Quito. Un montículo natural de pastizales y líquenes se levanta sobre la parroquia de El Quinche. En sus faldas, pequeñas chozas de paja y tabla compiten con el tamaño del cerro, ubicado a 30 km del centro de El Quinche. Este espacio, de forma rectangular, es uno de los principales atractivos turísticos de la parroquia, en el nororiente de Quito.
Más allá de la fe católica, presente en el santuario de la Virgen, en el parque central, la parroquia de 12 800 habitantes ofrece una variedad de rutas de esparcimiento en los arrios El Mirador y San José.
La Junta Parroquial todavía no tiene un plan para potenciar a la reserva. En el trayecto hay plantas endémicas de la zona como la chuquiragua, el taxo y las moras silvestres. 30 minutos en carro toma el recorrido hasta las faldas de la colina. De allí son seis horas más de caminata hasta la cúspide. La comida y el agua son aliados indispensables antes de viajar. Allí no hay refugios. Los moradores rentan caballos. Cuestan USD 5.
Para tomar fuerzas luego de la caminata de seis horas puede parar en el barrio La Esperanza. Allí, Rosa Tayupanta elabora arepas de maíz con dulce de panela.
Este es uno de los platos típicos de la zona. El olor a miel llama la atención en el horno de leña, en donde Tayupanpa prepara las arepas. Cada una cuesta USD 0,20. Es como un pan, envuelto en hoja de maíz.
Pero este no es el único atractivo. En el barrio El Mirador, que está justo en la bajada del cerro El Tablón, hay varios senderos naturales. Hierbas medicinales como el eucalipto, el matico y la menta se pueden observar. También hay algas con las cuales los moradores de El Quinche tejen floreros naturales. En este sector se practica la pesca deportiva. Cada trucha cuesta USD 1,50 cruda y 3,50 ya preparada.
Los baños de cajón del barrio La Victoria no pueden quedar por fuera de esta ruta. Carlos Medrano los abrió hace un año. El espacio fue diseñado con madera, carrizo y paja. La terapia dura una hora, combina vapor y agua helada.
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