Sybel Martínez es abogada; directora del Grupo Rescate Escolar y vicepresidenta del Consejo de Protección de Derechos de Quito.
Las clases empezaron, y en esta semana los padres de familia son convocados a reuniones en los planteles. Buena parte no sabe qué pudiera considerarse una alerta por posible violencia. Sybel Martínez, vicepresidenta del Consejo de Protección de Derechos de Niños y Adolescentes, y directora de Rescate Escolar, precisa hechos que no deben pasarse por alto.
En estas primeras semanas de escuela, ¿qué situaciones no deberían normalizar los padres?
Todo niño al comenzar el año debe tener expectativas y deseos de entrar a clases. Si se muestra renuente, decaído o no duerme son señales de alarma, hay que indagar sobre qué no le gusta, qué le preocupa… No hay que conformarse con acompañarlos el primer día, hay que implicarse, estar pendientes.
¿Cómo lograr saber lo que le pasa al hijo en la escuela o colegio?
Todos los días, no una vez a la semana o de repente, los padres deben preguntarles a sus hijos cómo les fue en la escuela. Hay que abrir esa agenda, saber qué deberes tiene; claro que necesitan ser autónomos, pero están en crecimiento y somos su luz y guía.
Cuando se trata de adolescentes, los padres creen que ellos pueden defenderse solos. Además, ¿cómo saber qué es lo que les está pasando si a esa edad se ‘cierran’?
Nuestros estudios en planteles muestran que los padres dedican al día 15 minutos efectivos, sin celular, viendo a sus hijos a los ojos. El 80% de padres cree que sus hijos les cuentan todo; y solo el 22% de los chicos dice que lo hace.
¿Debe revisar el padre el acceso a tecnología del niño o adolescente?
Claro, los chicos usan redes sin límites. Van a sus habitaciones a dormir y los padres no les quitan el celular ni la computadora. Ahora usan en Ecuador también ‘Tellonym’, muy similar a Ask, donde pueden interactuar con perfiles anónimos, lo que es un riesgo. Es una minirred social, un chismógrafo, con un ‘link’ al WhatsApp.
Si un hijo les dice a sus papás que le quitan la colación, ¿es un tema que debe aprender a resolver solo?
Los chicos deben aprender a poner límites. Y nosotros tenemos que saber que así como no todo dolor de cabeza es jaqueca, no toda pelea de niños es bullying. Para eso debe existir un acto reiterativo, donde se sienta un desequilibrio de fuerzas; el niño empieza a sentir que los otros son más poderosos, fuertes y hay el deseo de dañar. Si eso ocurre, hay que cortarlo, porque de lo contrario, los niños creen que se lo merecen.
Algunas personas dicen ‘ahora le llaman bullying, pero siempre ha existido, no es grave, nadie se muere por una broma’…
En efecto, sí existía, pero ahora las redes sociales lo exacerban todo. Antes a un chico no le iba bien en un colegio y se cambiaba. Ahora, he tenido casos en los que no le dejan volver a retomar su vida; colocan el caso en las redes. Además, como el miedo se huele, no es raro que vuelva a ser maltratado. Que varias formas de violencia hayan existido no quiere decir que no deban ser prevenidas, existe una doctrina de protección integral para chicos.
Recuerdo la historia de Brithany, que murió por golpes en su escuela. ¿Qué casos de violencia escolar ocurren en el país?
Experiencias atroces como la del niño con autismo, que era pinchado en todo el cuerpo por una docente como método de disciplina. Incluso en sus partes íntimas. 28 niños participaron de un estudio en ese plantel de Quito y el 95% corroboró que la profesora era irritable y usaba ese método. Otros disfrazan el acoso al alumno, tomándole lecciones diarias o escalan con insinuaciones para cambiar sexo por notas, etc.
Pero en el país hay un protocolo, que deben desplegar los planteles ante casos de violencia. ¿No es suficiente?
Lo mejor sería prevenir y no ser tan reactivos. Hay que juntar esfuerzos para trabajar en implementar sistemas de prevención de violencia en espacios educativos.
En la primera reunión de padres se le debiera preguntar a la tutora, ¿cómo enfrenta casos de violencia en el aula?
Es una pregunta pertinente. Hay que poner en la mesa del debate esos temas. Así como nos sentimos contentos porque nuestro hijo estudia en un colegio con Bachillerato Internacional, deberíamos estarlo porque tiene un sistema o mecanismo para prevenir toda forma de violencia. Un plantel que niega que haya acoso escolar en sus instalaciones no está capacitado para proteger a los alumnos.
Al padre le pasa que por querer acercarse al hijo busca ser su amigo. ¿Es recomendable eso, ser amigo, pana, ‘brother’?
No. Yo pido que se vea a los chicos como sujetos de derechos, con autonomía progresiva, que se les consulten decisiones. Pero eso no implica que el padre renuncie a su don de mando.
¿Qué implica eso?
El padre es el adulto de la relación. El hijo no es el ‘nene’, el ‘papito’, que decide dónde se come, adónde van de vacaciones, qué películas ven. Necesitan sentirnos como el ejemplo y también inspirarse en nosotros. Pero también requieren límites, normas, no castigos o imposiciones.