El personal realiza tareas previas antes de poner los cables definitivos. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
En medio de los cultivos de papas, habas, zanahorias, cebollas, que tienen los pobladores de la parroquia Toacazo, en Cotopaxi, sobresalen unas imponentes estructuras de acero.
La instalación de estas torres grises, que empezó en febrero pasado, permitirá completar la construcción de una ‘superautopista’ que transportará la energía que se produce en la central Coca-Codo Sinclair.
Estas torres, que superan el tamaño de los eucaliptos y pinos más robustos de esta zona rural -miden en promedio 45 metros-son parte de la línea de 500 kilovoltios (kV).
La construcción de esta red, que va desde la central Coca-Codo Sinclair hasta Chorrillo, cerca de Guayaquil, se retomó tras llegar a un acuerdo con los habitantes de Toacazo.
Este consistió en el pago de cerca de USD 150 000, como indemnización, a 78 propietarios de los predios por donde atraviesa la línea de transmisión y se implementó un centro de cómputo en la Unidad Educativa Planchaloma.
Antes de esos diálogos, los pobladores se oponían a la ejecución de esta obra en este tramo. Aquello causó retrasos. El plan inicial del Gobierno era tener operativa la línea de 500 kV a fines del 2015.
José Antonio Tocte, dirigente de la comunidad La Mónica, en Toacazo, reconoce que la gente tenía temor de que el tendido de cables de alta tensión “electrocutara” a las vacas, cerdos, ovejas, gallinas y otros animales que caminan libremente por estos predios.
La crianza de animales y la agricultura son las principales actividades a las que se dedican los habitantes de Toacazo.
Para despejar estas dudas, personal de la Celec difundió el proyecto de manera directa con los habitantes de las comunidades La Mónica, Wintza, Patria Nueva y San Carlos, por las que atraviesa esta línea.
Así, José Salazar, otro habitante de la zona, conoció que aunque una de las torres de acero ocupara parte de su propiedad, él podrá seguir usando este terreno para cultivar hortalizas, tubérculos o pastar ganado. Lo único que tiene prohibido es sembrar árboles o construir viviendas.
Las torres tienen elementos de seguridad para evitar posibles afectaciones a personas y animales. “Si alguien las toca no hay problema”, dice Fausto Mejía, técnico de la Unidad Transelectric de la Celec.
Actualmente, el predio de Salazar, donde está la torre 209, funciona como centro de operaciones. En este lugar, rodeado de elevaciones, hay decenas de rollos gigantes de sogas, cables gruesos, maquinaria, vehículos, técnicos de la Celec y de la contratista china Harbin. El ajetreo es permanente, pero pese al movimiento y a la presencia de sol, se siente frío.
El martes pasado, por ejemplo, antes del mediodía la temperatura era de 5°C. Esto obliga a los trabajadores a usar botas, doble pantalón, guantes de lana además de los especiales para su labor, chompas, protectores para la cara, gafas, capuchas y encima el casco de seguridad.
Con todas estas prendas puestas, el personal cumple con las tareas previas a la instalación de los cables que transportarán la energía. Estas consisten en colocar en las torres unas sogas gruesas que servirán como guía.
Para que la ubicación de estos elementos sea precisa, los técnicos suben a la torre por unos pequeños peldaños metálicos ubicados a un costado. Antes de dar un paso, para evitar posibles riesgos, primero se aseguran a la estructura usando un arnés y ganchos. Así, en menos de tres minutos, llegan a la parte más alta.
Una vez que concluyan estas tareas, el personal instalará el cable conductor definitivo que tiene 3,1 centímetros de diámetro y se empezarán a ejecutar las pruebas. La línea de 500 kV estará operativa en junio próximo, según la Celec.
Esta red de 500 kV, que incluye obras asociadas a 230 kV, atraviesa 12 provincias y está conformada por una infraestructura de 1 851 torres y 900 kilómetros de líneas de transmisión.
Por este tendido nuevo se evacuará de mejor manera la energía que se produce en la hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair -la más grande del país- hasta el centro de mayor consumo, Guayaquil, refiere Eduardo Rosero, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Energías Renovables y Eficiencias Energéticas.
Esto se logrará porque la red de 500 kV tiene mayor capacidad. Si se compara con una vía, esta es similar a una autopista de ocho carriles, mientras que la línea que se usa actualmente, de 230 kV, es como una carretera de cuatro carriles.
Contar con esta ‘superautopista’ implica también que Coca-Codo estará “en teoría” en condiciones de operar a su capacidad total, enfatiza Rosero.
Esta planta puede producir hasta 1 500 megavatios (MW). Pero en los primeros tres meses de este año trabajó a una potencia media de 743 MW.
El desempeño de esta hidroeléctrica depende de las condiciones hidrológicas y de la demanda, precisa la Celec.
Además, antes de que Coca-Codo opere al 100%, se debe considerar el estado de la infraestructura. En los ocho distribuidores de esta central se han identificado 7 648 fisuras, según una auditoría que realizó la Contraloría.
Para mitigar estas fallas, la empresa fabricante de estos equipos, que también es Harbin, reparará las fisuras.