El nombre de Felipe Eugenio Galán pasa desapercibido entre quienes viven en Cuenca. Pero si se menciona al ‘Suco del Cenáculo’-su apodo- todos lo reconocen. Es el único personaje popular icónico de la capital azuaya que está vivo y que puede ser comparado con otros históricos como ‘El Atacocos’, ‘María, la guagua’, ‘Suco de la Guerra’, ‘Carlitos, la bicicleta’…
Siempre camina rápido. Luce un saco grande y por dentro una camisa o un buzo. En los bolsillos lleva fundas plásticas y botellas con agua. Su cabello es ondulado y rubio y suele dejarse la barba. Le gustan los pantalones de casimir. Tiene 55 años.
No le gusta interrelacionarse con los extraños y tiene miedo al ruido, pero cumple una misión silenciosa y poco reconocida en Cuenca. Para él, es una suerte de trabajo honorífico.
Felipe Eugenio Galán, conocido como el ‘Suco del Cenáculo’, en una de las plazas del Centro Histórico de Cuenca.
Eran las 09:30 del sábado 6 de julio de 2019 en el barrio de Miraflores, en el norte de la ciudad. Él llevaba dos fundas blancas y en estas depositaba la basura y los desperdicios que encontraba en las calles cercanas a la vivienda de su familia.
Un grupo de niños le seguía para preguntarle si encontró un balón de fútbol extraviado. No les contestó porque solo habla un par de palabras con sus cuatro hermanos, su cuñada Fanny Ordóñez y con Guillermina Ordóñez, quien es la suegra de su hermano, Pedro Quito Galán.
Una vez que las fundas estaban llenas las amarró con prolijidad para que la basura no se desparrame. Luego las colocó en las parrillas que tienen las casas para que los empleados de la Empresa Municipalidad de Aseo de Cuenca (EMAC) las retiren y las trasladen en los carros recolectores al Relleno Sanitario de Pichacay.
De lunes a sábado cumple esa misma labor en el centro de la ciudad, en su barrio y en Totoracocha. También, en parroquias rurales como El Valle, Baños o Sidcay. Felipe Eugenio Galán, quien nació el 16 de mayo de 1964, suele descansar en plazas y parques donde alimenta a las palomas. También, comparte su comida con perros o gatos.
El ‘Suco del Cenáculo’, en un bus de Cuenca
Es una persona con capacidades especiales, pero eso no le impide trasladarse en los buses. Conoce por dónde recorren la mayoría de las líneas de transporte y sus paradas. Quiere pagar el pasaje con monedas, pese a que ahora solo se hace con tarjetas prepago, “que las pierde a menudo”, cuenta su hermano Pedro, con quien vive desde hace 13 años.
Hay conductores como el de la línea 16, que le llevó gratis el viernes 5 de julio de 2019. ‘El Suco del Cenáculo’ no tenía la tarjeta Movilízate y no podía pagar. En esa unidad de transporte recogió la basura del suelo y la puso en su funda.
Mientras camina por las calles suele amarrar las fundas de las casas para evitar que la basura se desparrame o saca su funda para recoger papeles o plásticos de las aceras. Por esa labor luce sucio, explica su cuñada Fanny Ordóñez. Ella le enseñó que se lave las manos antes de ingerir cualquier alimento. Por eso lleva las botellas con agua en su saco o se lava en las piletas públicas. “Le enseñamos que lo haga para que no se enferme”, cuenta Ordóñez.
La fama y el apodo del ‘Suco del Cenáculo’ surgieron por su presencia -desde hace varias décadas- en la mayoría de las celebraciones eucarísticas dominicales en los templos del Centro Histórico, principalmente en El Cenáculo. En las misas pide caridad y ese dinero lo utiliza para comprar gaseosas, galletas, pan, papas fritas, cualquier golosina o para adquirir objetos usados porque es un coleccionista, dice su hermano Pedro, de 42 años. “Es muy goloso”.
El ‘Suco del Cenáculo’ (centro) junto a su hermano Pedro Quito Galán y su cuñada Fanny Ordóñez.
Los domingos y los martes madruga a las 05:00 para irse a misa. Los domingos asiste a la primera eucarística en el templo de María Auxiliadora y luego va a Santo Domingo, El Cenáculo, San Alfonso o San Blas. Los martes su primera parada es la iglesia de San José de El Vecino. Su abuelo y su madre vendían canguil afuera de las iglesias del centro cuencano.
Los objetos para sus colecciones los adquiere en los mercados como la 12 de Abril. Los coloca en su habitación en el segundo piso en la casa de su cuñada y hermano. En esa habitación tiene una cama de una plaza, una pequeña televisión y su ropa en la que se destaca sus grandes sacos. Cuando se levanta limpia su cuarto, la sala y el comedor.
La suegra de su hermano, Guillermina Ordóñez, le da el desayuno y él agradece antes de salir a la calle para cumplir su suerte de trabajo. Le dice “mamá” después que su progenitora Blanca Victoria Galán falleció hace seis meses con diabetes.
Su hermano Pedro dice que no pueden encerrarlo. “Que sea libre como cualquier persona. Le damos una vida tranquila, una vida de hogar y es feliz…”. En el álbum familiar hay fotografías del ‘Suco del Cenáculo’ en fiestas, paseos o en la playa. Su familia recuerda que Felipe Galán viajó en su juventud a Quito y estuvo 15 días perdido. Se fue solo. Su madre estaba desesperada sin saber dónde estaba.
“Las autoridades se han tomado fotos con él, pero nunca ha recibido una ayuda. Pedimos que le den un reconocimiento por su labor y porque él forma parte de la historia de Cuenca. Recogiendo la basura da un ejemplo a los ciudadanos”, destaca Pedro, quien es el menor de los hermanos.